¿CALOR SAHARIANO?

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SOBREVIVIRÁN LOS JARDINES DEL BUBISHER

Un puño de hierro y fuego, eso es el verano en los campamentos del Sáhara, eso es el sol...

ABUELAS Y ABUELOS: LA SAL DEL SÁHARA

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OLA DE CALOR

Los campos de refugiados saharauis están siendo testigos de una fuerte ola de calor, un calor...

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¿CALOR SAHARIANO?

 

En algún medio de comunicación hablado he oído decir que las olas de calor de este verano, como las de años anteriores, pueden ser tenidas como de calor sahariano o calor africano, que con esta variante también lo he oído. Aún lo he de volver a escuchar en lo que queda de verano, y no sólo como información meteorológica, sino como información general, exhibiendo los grados centígrados callejeros al sol, junto con noticias como el índice de precios al consumo o el número de víctimas de la violencia machista.

No es andaluz, ni extremeño, ni castellanomanchego, tampoco madrileño, catalán o cántabro. Si sus ciudadanos pertenecieran a alguna de esas comunidades, tendrían playas y/o piscinas para darse un chapuzón, o simplemente fuentes en unas plazas, que tampoco tienen, como también carecen de agua corriente; podrían acercarse a un bar y aliviar el gaznate con un refresco frío, que alcoholes no consumen, por fe; buscarían la sombra de un árbol, que no fuera la de la dura, seca y espinosa talha del desierto, bajo el que no sopla una brisa consoladora. La mayoría de las familias no cuentan con otros cobijos que el de las recalentadas lonas de las jaimas y el de los ardientes tejados de zinc de los beit, habitaciones con paredes de arena, sol y agua, que de vez en cuando les proporcionan camiones cisterna venidos de Tinduf (Argelia) a los campos de refugiados. Bajo unas y otros, los niños, los ancianos y las mujeres embarazadas languidecen, cuando no mueren, siempre, pero sobre todo durante los tres meses del verano. Enchufarían el aparato de aire acondicionado, si lo pudieran tener, y si encontraran un enchufe al que pudiera llegar una electricidad con más energía que las de unas heroicas baterías de Land Rovers acabados, mediante las que un tubo fluorescente pone penumbra en las noches de las jaimas y beit .

Porque esta es la situación general del pueblo saharaui, que no es andaluz, ni extremeño, ni castellanomanchego, tampoco madrileño, catalán o cántabro, lo que no es impedimento para que muchos saharauis conserven su documentación española, en forma de carnés de identidad, libros de familia o contratos de trabajo de empresas españolas, porque un día el Sahara Occidental sí fue la provincia española número 53, por más que tuviera aviesas intenciones. Estoy hablando del pueblo saharaui, que desde hace 48 años sufre otros tantos veranos en la hamada argelina, la parcela, de piedra y tierra, más dura e inhóspita del desierto del Sahara, donde las temperaturas alcanzan los 50º, no siendo infrecuente que se superen, acompañados por fuertes y prolongadas tormentas de arena, animadas por vientos devastadores de jaimas y beit. Este año, otro más, han vuelto poco más de unos miles de niños saharauis, beneficiarios del programa de Vacaciones en paz, y son muchos los miles de niños que permanecen en los campamentos de refugiados, sometidos a todos los rigores de una tierra, en la que al calor se suman las frecuentes tormentas de arena. Estoy hablando del pueblo saharaui, pero podría decir lo mismo de otras tantas poblaciones, que sufren los infiernos de los campamentos de refugiados en África y en Asia

El viento del Sahara, que propicia titulares periodísticos excesivos, cuando llega a la Península ya ha perdido, al paso del Estrecho, buena parte de su agresividad –un saharaui lo consideraría fresquito, como el de sus apaciguadas noches en el desierto-, y la violencia de la arena, la calima, cuando llega, no pasa de ser un tranquilo polvo en suspensión, que mancha nuestros coches, pero nada más.. En cualquier caso, contamos con los suficientes medios para paliar sus efectos, pero no valoramos lo que tenemos, precisamente porque lo tenemos, y entonamos una queja, verano tras verano. Nos lamentamos de tanto calor, mientras lamemos un helado o nos damos un chapuzón en la piscina. También los hay que mueren por causa de las altas temperaturas, pero es que personas enfermas, desgraciadas y olvidadas las hay en todos los sitios.

¿Calor sahariano?, ¿calor africano?, ¡venga ya!

Fernando Llorente

 

julio 26, 2024 in Proyecto Bubisher
SOBREVIVIRÁN LOS JARDINES DEL BUBISHER 0

SOBREVIVIRÁN LOS JARDINES DEL BUBISHER

Un puño de hierro y fuego, eso es el verano en los campamentos del Sáhara, eso es el sol sobre las cinco bibliotecas del Bubisher y… sus jardines. Conservar la vida de sus árboles y flores, en una hamada sin agua, no es fácil. A ello se dedican durante el verano guardianes y bibliotecarias, porque saben que en otoño, cuando vuelvan a abrir los cinco nidos, serán imprescindibles. Así concebimos las bibliotecas una mañana de 2011, mientras levantábamos la primera en Smara: lugares únicos, insólitos, una alianza entre el bosque de las palabras de sus estanterías y el placer para los ojos y el espíritu de sus jardines. Jardines en los que un niño o una joven pueden leer un libro a la sombra de una moringa, en los que milagrosamente aparecen mariposas y anidan pájaros, a veces el pequeño Bubisher de las buenas nuevas. Lugares en los que hacer amigos de papel o de carne y hueso, en los que enamorarse de ellos dos, en los que descansar de la tensión del exilio y soñar futuros fascinantes y posibles. Han crecido regados con agua y cariño, la primera escasa, el segundo torrencial. Sufrirán, están sufriendo los 50 grados, los sirocos cargados de fuego y arena; morirán algunos árboles, no brotarán flores durante el horrible estío, pero en otoño volverán a dar sentido a este precioso compromiso entre árboles y palabras, volverán a ser el lugar al que una niña, un joven, un anciano, quieran acudir para buscar la belleza y la quietud, el sentido de la vida.
julio 26, 2024 in Proyecto Bubisher
ABUELAS Y ABUELOS: LA SAL DEL SÁHARA 0

ABUELAS Y ABUELOS: LA SAL DEL SÁHARA

Ellos guardan la verdad. De lo que fue el Sáhara, de su mar y sus peces, de la badía y sus camellos, de las alegres ciudades, de la sabiduría ancestral de Smara. Los quisiéramos en las bibliotecas, compartiendo con sus nietos la memoria heredada generación tras generación, hasta que llegó el hachazo del abandono y la invasión. En cualquier lugar del mundo ellos son siempre los guardianes de la poesía, las canciones, las leyendas y los cuentos, pero entre los saharauis, como entre cualquier pueblo exiliado no son un amable complemento de la vida, son la esencia de la vida, y sin ellos el regreso no tendrá rumbo. El futuro será distinto, sin duda, pero sin ese mapa de la vida que les fue arrebatada ese futuro carecería de alma. En las bibliotecas los quisiéramos, y trabajaremos para que se así sea. Para que cada día sea también el día de la abuela, del abuelo. De la sal del Sáhara.
Gonzalo Moure
julio 26, 2024 in Proyecto Bubisher
OLA DE CALOR 0

OLA DE CALOR

Los campos de refugiados saharauis están siendo testigos de una fuerte ola de calor, un calor insoportable con temperaturas que se acercan a los cincuenta grados algunos días y que los superan otros, con noches en las que casi no es posible dormir. A esto hay que sumar las difíciles condiciones a las que nos enfrentamos los refugiados. Ante esta situación climática, los niños disponen de pocas horas para jugar y con medios casi inexistentes. Los niños saharauis que no pueden disfrutar de las vacaciones de verano en España, que son muchísimos, sufren los durísimos veranos de los campamentos, año tras año. El calor es insufrible y paraliza nuestras vidas después de las primeras horas de la mañana.

Suadu Mahsan, bibliotecaria Bubisher de El Aaiún

julio 24, 2024 in Proyecto Bubisher
JUEGO DE MANOS: EPÍLOGO 0

JUEGO DE MANOS: EPÍLOGO

DERRIBAR EL MURO A GOLPE DE PALABRAS

«Al salir de mi jaima, aquellos colores que llenaron el río Sella se transformaron en un día lleno de posibilidades», se dijo Saleh. Mucho más. Una vida llena de posibilidades. Se recordaba a sí mismo como aquel niño un poco salvaje que fue feliz en la badía, en los pastos de los camellos, cuidando dos docenas de cabras. Saleh, le decía su madre entonces, si algo le pasa a una cabra, algo nos pasa a todos. Así que cuando su tío Hassana le enseñaba a atrapar a los lagartos con dos dedos, por detrás de las mandíbulas, no podía dejar de pensar en su responsabilidad. Tan pequeño, Saleh ya intuyó que su vida no sería solo posibilidades, que su pequeña libertad no era nada al lado de la Gran Libertad, la de su pueblo. Tenía razón aquel amigo nasarani de la familia, Javier, que contaba que un gran poeta, Fernando, le había enseñado que el lagarto mantenía firmes las raíces en la tierra, pero que el bubisher solo sabía de aire, que su vuelo los invitaba a todos a buscar un nuevo horizonte, que el pájaro de las buenas noticias llevaba en su pico la esencia de todos los saharauis.
Cuando tuvo que volver a los campamentos llevaba en su pecho la pena de tener que abandonar el desierto, las dos docenas de cabras, los lagartos, las noches bajo las estrellas. En el campamento los jóvenes ya no buscaban constelaciones en la noche, solo miraban las luces falsas de los móviles, como hipnotizados. Se sentía solo, prisionero, y la vida no tenía sentido ya para él.
Hasta aquel día en el que vio al pájaro de las buenas noticias y lo siguió hasta la biblioteca. Y desde aquella primera visita ayudó a Gajmula a regar las flores y los árboles para que crecieran pronto y le dieran sombra. Ella, mientras regaban y arrancaban malas hierbas, le hablaba de un maestro al que una mina le había arrancado los brazos, pero que había logrado escribir con sus muñones con la más bella letra del mundo. A Saleh no le gustaba entrar en las salas de la biblioteca. Eran bonitas, llenas de libros, de colores, y hasta había “frío”, aquel extraño aparato de la pared que engañaba al calor. No, él prefería sentarse allí, en la tierra húmeda, a leer un cuento o a pintar cielos llenos de estrellas que ganan carreras, a imaginar lo que podría hacer él, que tenía brazos y manos.
Y los libros le hicieron madurar. Y desear poder trabajar también él en alguna de las bibliotecas. Y se fue a España, y estudió persiguiendo ese sueño.
En el campamento había oído hablar siempre de sus hermanos en los territorios ocupados. Pero Saleh no acababa de entender bien por qué estaban unos allí y otros tan lejos. Fue en España cuando lo acabó de comprender. Y le pareció injusto, terrible. No podía ser que unos saharauis vivieran allí, en su tierra, pero bajo el dominio de unos extranjeros, sus soldados y sus policías.
Por eso aquel día, tras salir de la jaima que unos amigos habían plantado junto al río Sella, en Asturias, se hizo una promesa. Atraparía al lagarto con dos dedos por detrás de sus mandíbulas. Trabajaría en una de las bibliotecas de los campamentos, sí, pero lo haría para derribar el muro que separaba a unos saharauis de otros. Y lo derribaría con los miles y miles de palabras que había en la biblioteca. Un puente, eso era. Un puente de palabras llenas de todos los colores del río que los uniera a todos por fin.

Había sido un día muy lejano.

Gonzalo Moure

julio 22, 2024 in Proyecto Bubisher
JUEGO DE MANOS 8 0

JUEGO DE MANOS 8

UN SUEÑO EN VERDE

“Nos miramos con la complicidad de quienes comparten un secreto antes incluso de que la imaginada Sherezade empezara a contar nuestra vieja historia: “Aquel día tuvo dos noches”.

Una noche para soñar y una llena de pesadillas.

Por esa extraña forma que tienen los sueños, me encontré bajando por el río Sella. Navegaba en un sueño verde. Y me maravillaba la luz y el verdor que había alrededor de aquel río. Verde claro, verde vivo. Verde oscuro, verde olivo. Verde puro, verde lima.
Agua verde. Mucha agua verde.
Ramas, tallos y hojas verdes. Pulidas piedras verdes. Trenzas y ojos verdes. Besos, sonrisas y abrazos verdes. Todo verde. Me faltaban adjetivos para describir la tonalidad de verdes que me desbordaba y fascinaba al mismo tiempo. Había hasta un olor que asfixiaba de puro verde.

Estaba solo con dos remos verdes en una canoa, por supuesto verde, descendiendo por el río. La canoa me sacó del verdor de la ensoñación dando vueltas sobre sí misma. Una y otra vez como un trompo.
Cientos de piraguas se deslizaban suavemente camino al mar bajo un sol espléndido. Mi canoa era como un tornado que engullía a todas las piraguas que se iban acercando y las tragaba como si fuera el “Triángulo de las Bermudas”. Allí empezó la pesadilla.

Cientos de piraguas intentaron sacar la extraña y mortífera canoa, pero todo lo que se acercaba terminaba desapareciendo.
Un golpe seco me despertó, pero diez segundos antes de abrir los ojos vi a un saharaui. Estaba solo en una canoa. Desde ella, sin pensarlo dos veces, lanzó su turbante. Era un turbante largo y colorido. Me extrañó que aquellos colores del turbante fueran los mismos que los de la bandera saharaui. Nunca había visto uno igual.
El hombre lanzó su turbante varias veces hacia la canoa, y cuando parecía que se iba a rendir, el turbante envolvió la canoa y la hundió. Entonces, todas las piraguas que estaban en el fondo del río empezaron a emerger.
El río se llenó de colores, de gritos y vítores.

Al salir de mi jaima, aquellos colores que llenaron el río Sella se transformaron en un día lleno de posibilidades.

Liman Boisha

julio 19, 2024 in Proyecto Bubisher
JUEGO DE MANOS 7 0

JUEGO DE MANOS 7

EL ESPÍRITU DE LAS BIBLIOTECAS

“Seguiré revoloteando por las bibliotecas y mi sombra será siempre de luz. No os preocupéis. Sukram

Bien pudiera haberme puesto uno de aquellos disfraces con los que pretendía asustar el viejo fantasma de Canterville, el de Rubén el Rojo o el niño estrangulado, el de Gibeón el Flaco o el vampiro del páramo de Bexley, el de Ruperto el Temerario o el conde sin cabeza, por nombrar sólo algunos, o incluso haber jugado a los bolos con mis propios huesos sobre la arena del desierto, pero carezco del entusiasmo ególatra del verdadero artista, de manera que mi amarga sonrisa apenas me sirve para desempeñar el papel de mí mismo.

Así, no encontrando en mis recuerdos el espacio ni el tiempo para situar lo que me está pasando, decidí vagar por las bibliotecas del mundo para buscar en los libros la razón de la sinrazón en la que me encuentro. Sobre las cualidades de mi extraña condición aprendí de esa multitud de seres fantásticos que habitan todas las mitologías del mundo, de la cantidad de genios, guls, hechiceros y magos que desfilan por los maravillosos cuentos de las Mil y una noches, del trágico y vengativo fantasma del rey Hamlet, de los relatos sobrenaturales de Maupassant, Lovecraft o Poe, de las dobles personalidades de Stevenson, de los cuentos para todos los públicos de Andersen y los hermanos Grimm, de las famosas vueltas de tuerca de Henry James, de las narraciones japonesas de Lafcadio Hearn, de los fantasmas navideños que se le aparecen al viejo Scrooge, incluso del encantamiento de Don Quijote en la Cueva de Montesinos o de las leyendas románticas de Bécquer, por citar sólo algunos de los más destacados del panorama literario.

En mi periplo por las bibliotecas del mundo, he tenido la oportunidad de visitar las más renombradas, como, entre otras, la laberíntica de la Abadía Santa María Laach en Alemania, la clásica del Trinity College en Dublín, la monumental de la Abadía de Admont en Austria, la Palafoxiana, considerada la más antigua de América, en México, la llamada Catedral de los libros en Baltimore, la vanguardista de Stuttgart o la histórica Joanina de Coimbra, de donde tuve que huir antes de que acabara conmigo la colonia de murciélagos que sale cada noche de sus nidos, ocultos entre la decoración rococó, para eliminar los insectos que por el día se hayan colado en el recinto.

De todo lo visto y leído he ido aprendiendo cada vez más sobre la humanidad, sobre sus grandezas y sus miserias, especialmente sobre la discreta, extraña bondad de ciertos seres en medio de la depredadora vorágine del mundo, pero al mismo tiempo no he logrado más que irme hundiendo poco a poco en la insondable ignorancia de mí mismo.

Hasta que he aparecido, llevado por los misteriosos vientos que dan alas a mi condición, en esta humilde biblioteca del desierto donde, a pesar de todas las inclemencias, ha logrado crecer un jardín de palabras y flores. En la sala de lectura, las modestas estanterías albergan libros que cuentan historias de luces y sombras. En el patio, las flores y las plantas también escuchan los relatos que los mayores cuentan a los niños.

Esta tarde, en ese preciso momento en el que por el horizonte el sol cae hasta fundirse con la arena del desierto, una mujer que, por su belleza e inteligencia, me figuro es la misma narradora de las legendarias Mil y una noches, cuenta una original historia donde relata, con las palabras más bellas del mundo, los azares de mi propia vida y la maravilla de que mi espectro seguirá revoloteando sin fin por las bibliotecas del desierto, regando con mi sombra imaginada todas las historias de luz.

Y de repente en el jardín se posa la Vanesa de los cardos, la mariposa del África subsahariana que se ha parado a descansar en su larga migración de 14.000 kilómetros para de paso escuchar el cuento de mi vida. Nos miramos con la complicidad de quienes comparten un secreto, antes incluso de que la imaginada Scheherezade empezara a contar nuestra vieja historia: “Aquel día tuvo dos noches…”

Marcelo Matas de Álvaro

 

 

 

julio 18, 2024 in Proyecto Bubisher
JUEGO DE MANOS 6 0

JUEGO DE MANOS 6

SOMBRA DE LUZ

 

«La última vez que yo vi la sombra fue entre los arbustos del jardín de la biblioteca del campamento de personas refugiadas de Dajla»

—¿Estás segura de que escuchaste esas palabras? —preguntó Aisha bajando su cabeza.

—Sí, sí, no tengo ninguna duda —respondió Sahla que mantuvo su cabeza levantada mientras buscaba en el cielo de la noche su estrella Albireo, amarilla y azul.  —Me lo contó Saleh la última vez que lo vi en Ausserd. Estaba preocupado y preguntaba una y otra vez —¿Y si la sombra no es de luz? ¿Y si es como las que describe la abuela de Daniela en el cuento Como cazar sombras? Dice que hay sombras que se alimentan de miedos y pueden crecer si no las cazamos. O sea que pueden traer una desgracia.

—Pues entonces, está claro ─respondió Sumaiyaa. Tenemos que entrar al jardín y cazarla. Que sepa que estamos cerca, que no nos olvidaremos de los libros y que volveremos a leer y reír en la biblioteca.  Mientras hablaba ella tampoco despegaba su mirada del cielo. Intentaba encontrar a la blanca y brillante Deneb.

—¡Ahora, Aisha, porfa, levanta la cabeza y busca! —dijo de repente Sumaiyaa. ¡Mira en la cola del Cisne!  Hoy brilla más que nunca.  ¿No ves? La de color naranja, Aljanah, tu estrella se deja ver hoy.  Y la tuya también, Sahla, en su cabeza.

—Sahla —dijo Aisha- me parto de risa con tu estrella.  En mi casa la conocen como “la estrella del pico” Con lo que a ti te gusta hablar, te va de lujo ese nombre.

Rieron las tres. Aisha que no paraba de dar vueltas a su cabeza con lo de la intrigante sombra, miró por fin al cielo, buscó en El Cisne y cuando visualizó su estrella alzó la voz y dijo

—¡Ahora, chicas!

Las tres niñas se cogieron de las manos cerrando un círculo, apretaron fuerte y sus ojos brillaron tanto como sus estrellas en el cielo. Sumaiyaa respiró profundamente y dijo

—¡Qué bien!

Aisha, Sahla y Sumaiyaa aquel día se habían vuelto a reunir junto a la casa de planta redonda detrás de la biblioteca de Dajla, como lo hacían todas las noches. Era verano en los  campamentos y hacía un mes que las bibliotecas habían cerrado. Las tres amigas eran muy fans del  Bubisher y de sus libros. En junio, antes de cerrar la biblioteca, le habían pedido a una de las bibliotecarias 50 libros para el verano.

—¡Alaaa, chicas, que exageradas! 50 son muchos libros.

La bibliotecaria que las conocía muy bien se sintió orgullosa de ellas.

—Esperad. Que piense algo.  Mmm… pues sí, ¡Llevaros mi libro electrónico y ya me lo devolveréis en septiembre! No es lo mismo que el papel pero ahí podréis encontrar muchos más de 50, muchísimos más. ¡Bueno, y tratadlo bien, no me lo devolváis roto o lleno de arena!

Aquel regalazo iluminó sus caritas mucho más que las estrellas del Cisne.

Desde aquel día, todas las noches cuando llegaba la hora del té y sus familias se reunían a escuchar las historias de los mayores, ellas cumplían su pacto: al llegar la media noche  se juntarían en la casa redonda. Por eso, después de cenar mientras se servía el té en la jaima y los relatos nocturnos  absorbían a toda la familia y visitas, ellas se deslizaban disimuladamente a una esquinita escondida de sus jaimas y se hacían las dormidas, para  un poco antes de la hora acordada escurrirse sigilosamente y correr hasta la casa redonda.

Allá cada noche la que llevaba el libro electrónico narraba una nueva historia. Elegía una entre las que había leído durante el día, algo que ayudaba a mitigar el terrible letargo al que se veían sometidas por el inmundo calor de la hamada.

—¡Qué suerte tenemos, nos gusta leer! Se jactaban muy a menudo las tres.

En la casa redonda, mirando al Cisne y cogidas de la mano permanecieron un rato largo.

— Tenemos que irnos ya. —dijo de repente Sumaiyaa. Mañana entraremos en el jardín. Esta noche han brillado las estrellas de Lacerta, El lagarto, la constelación pegada al Cisne, a su izquierda. Es una señal. !Toma, Sahla, te toca!

Le pasó el libro electrónico y cuando ella lo cogió lo apretó contra su pecho, y chilló con cara de pilla.

—!Carrera de plumas sin pisar agujeros negros!

Rápidamente las tres al unísono se levantaron de un brinco y corrieron hasta sus jaimas saltando los huecos que el viento durante el día había surcado en la arena y la luz de luna azuleaba al oscurecer.

Al día siguiente, otra vez en la casa redonda después de hacer el rito de las estrellas, cuando sus ojos comenzaron a chispear, Aisha ordenó

—¡Entramos ya!

Se quitaron las sandalias y sobre la templada arena de Dajla se acercaron sigilosamente hasta la misma puerta de la biblioteca, ya que daba directamente al jardín. Muy en silencio para no despertar al guardián, Sahla, la más fuerte de las tres, se colocó a cuatro patas apoyada en el muro. Sumaiyaa, la más alta, subió encima de su espalda y se incorporó casi alcanzando con sus manos el borde superior. Entonces Aisha trepó por encima de las dos hasta saltar al otro lado. Buscó la escalera y se la pasó a sus compañeras. Era tan importante que la sombra estuviera contenta  que nada les impedía saltarse las normas, aunque el espectáculo era un poco aterrador: ahí estaba su biblioteca del alma, ahora tan vacía, nadie leyendo en los bancos del patio. Pero incluso así, les seguía pareciendo única y elegante.

—Rodearemos el jardín y esperaremos sentadas sin hacer ruido ─dijo muy bajito Sumaiyaa.

Eligieron una esquina desde dónde podían vigilar todo el espacio. El jardín estaba verde todavía. Seguro que el vigilante lo cuidaba muy bien. Pero en aquel momento era todo como una gran sombra no muy agradable.

—Igual es demasiado tarde  —se preocupó Sahla.

—¡Sahla, que no! Está todo bién. Hoy es el día. Ya verás —le tranquilizó Aisha.

—Shhhhhh —Sumaiyaa les increpó a las dos

Esperaron un corto espacio de tiempo hasta que de repente una brillante luna redonda asomó por encima del patio iluminando primero una pequeña parte del jardín.

—¡Ya! —dijo Aisha —¡Ya está aquí!

La blanca luz avanzaba poco a poco entre las plantas mientras dibujaba divertidas sombras entre los arbustos que comenzaron a hacer las delicias de las tres niñas, porque una y otra vez en ellas veían los paisajes, las personas y los objetos que habían imaginado cada noche  mientras escuchaban las historias leídas en el libro electrónico.

… —¿Os acordáis de El club de las zapatillas rojas, el primer libro que leímos? ¡Pues mirad esas dos sombras son los zapatos violetas de tacón que le regalan a Lucía en el primer capítulo … —¿Y esa otra? … Sii, es Frisia, la princesa guerrera, la de La ciudad de las mentiras.  ¿La veis? Lo sé porque lleva el arco y la espada. —Y mira, mira, mira esa casa que está apareciendo ahora! —Alaaa, si es la mansión de Flavia y su bicicleta Gladys de ese libro que nos gustó tanto, Asesinato en el huerto de pepinos …

Así permanecieron hasta que todas absolutamente todas sus lecturas habían circulado por el jardín de la biblioteca de Dajla.

Con el último libro la luna desapareció. Había dejado en el jardín un rastro de sombras de luz y una agradable tranquilidad que se empezó a extender por todos los rincones. Para entonces Aisha, Sahla y Sumaiyaa habían juntado sus manos en círculo otra vez mirando al cielo; y aunque desde ahí no vislumbraban sus estrellas, sus ojos brillaban con la misma intensidad.

—Gracias, Cisne y Lagarto. ¡Lo conseguimos!

Rápidamente volvieron a saltar la tapia. La última, Aisha, para recoger la escalera que estaba al otro lado. Cuando fue a devolverla a su pared, un haz de luz procedente del cielo, iluminó un trocito del muro. Había unas palabras escritas que antes no estaban. Se acercó y pudo leer:

Seguiré revoloteando por las bibliotecas

y mi sombra será siempre de luz.

No os preocupéis. Shukran

Koro Azkona

julio 17, 2024 in Proyecto Bubisher
JUEGO DE MANOS 5 0

JUEGO DE MANOS 5

LA BELLÍSIMA LETRA

“Sabía que ahora cualquier cosa era posible”. Incluso era posible viajar atrás en el tiempo, por otras coordenadas geográficas y recorrer las cuarteadas arcillas de la Sequia el Hamra de la época colonial junto a cuyo cauce se levantaban las casas de El Aaiun, mucho antes de que mis vecinos, mis compañeros de estudios y sus familias fueran expulsados hacia la hamada argelina.

Durante nuestros estudios de bachillerato en el Instituto General Alonso de El Aaiun, en los años sesenta del pasado siglo, se fueron incorporando poco a poco estudiantes saharauis, sobre todo en los cursos de mis hermanos menores. Pero en mi curso, de apenas quince alumnos, solo había un saharaui: Mohamed Salem Embarek “Paquito”.

Fuimos grandes amigos.

Creo recordar que a su padre, que era intérprete, le llamaban cariñosamente Paco y de ahí el apelativo de su hijo.

Tenía una gran sonrisa y recitaba extraordinariamente los poemas en la clase de Literatura que impartía María Pardo Ferrín, una gallega que acudía a clase con bolso y zapatos de tacón.

Había en El Aaiun un joven saharaui que había perdido los dos brazos por la explosión de una mina, pero que con sus muñones (a la altura de los codos) escribía en la pizarra con una magnífica letra redondilla. No recuerdo su nombre, pero debía ejercer alguna función de maestro o tutor en algún curso de primaria en el “Grupo Escolar La Paz”. Y a Paquito y a mí se nos ocurrió la idea de que aquella bellísima letra (en hassania y en castellano) era fruto del valor que había tenido al ir a la zona prohibida: una cadena de dunas en la orilla opuesta de la Sequia, minada durante la operación Teide-Écouvillón y a la que teníamos prohibido acercarnos.

Así que decidimos adentrarnos en aquel universo vetado con la esperanza de obtener a cambio un milagro caligráfico. Bajamos por unas escarpaduras de caliza y arenisca que habían sido limadas escrupulosamente por el viento, atravesamos las primeras charcas valiéndonos de un cajón roto y de varias piedras, para evitar el barro…pese a lo cual al cabo de un rato llevábamos adheridas a nuestros pies unas gruesas y pesadas carcasas de limo. Alcanzamos una zona más seca, como de talco, y al rato de caminar, aquellos moldes ideados por un alfarero cósmico se secaron y se nos desprendieron de las piernas. Cuando llegábamos a la proximidad de las dunas vimos un lagarto de arena, pero decidimos no enfrascarnos en su captura porque, aunque los habíamos cogido en algunas ocasiones -sujetándolos desde detrás de la cabeza en la zona de la mandíbula-, habíamos sufrido también sus coletazos.

Nos zambullimos por debajo de las destartaladas alambradas que delimitaban presuntamente la zona peligrosa, aunque todo el mundo decía que su localización no era exacta. Al cabo de un rato llegamos a una pequeña grara, un espacio más fértil donde había plantada un poco de cebada, circundada de algunos arbustos espinosos y donde florecían tres acacias con algunas flores amarillas. Un soplo de brisa nos erizó la nuca. De repente, entre las exhaustas ramas de las acacias, vimos una sombra evanescente y gris que se deshacía a medida que se elevaba ante el reflejo centelleante del sol. Decía algo.

Nunca habíamos corrido tanto. Nos quitamos al unísono las sandalias, para evitar caernos y ser atrapados por aquel ser. Deshicimos el camino a toda velocidad, las alambradas, el cauce, las charcas ni las pisamos porque un sexto sentido nos condujo por una zona seca. Al llegar a las casas tuvimos que tendernos a la sombra del muro de la casa de Mahamud.

Mahamud vendía de todo, tenía una tienda de electrodomésticos y además era sargento de la Policía Territorial. Era un hombre previsor porque tenía varios cabritos en la azotea para alimentarlos de un modo más adecuado, no como las otras cabras que comían trapos, cartones y todo tipo de basura.

Al amparo de aquel muro y con el tranquilizador balido de los cabritos intentamos discernir la naturaleza de nuestra aparición y el contenido de su confuso mensaje. Barajamos varias hipótesis y nos pusimos de acuerdo, finalmente, en que aquella aparición dijo: “Afila los lápices”.

La sombra la vimos algunas veces más en nuestra vida. Paquito la vio en la India donde fue embajador saharaui. La última vez que yo la vi fue entre los arbustos del jardín de la biblioteca del campamento de refugiados de Dajla.

 

Emilio Sánchez Blanco

 

julio 14, 2024 in Proyecto Bubisher
JUEGO DE MANOS 4 0

JUEGO DE MANOS 4

TRANSFORMACIÓN

 

«¿Es verdad que en los campamentos los nidos del BUBISHER están abiertos para que los niños podamos contarnos historias y pintar cielos llenos de estrellas que ganan carreras?”

Le emocionó encontrar aquel refugio en medio del infierno argelino, de ese desierto donde su pueblo esperaba a que le devolvieran el mar. Entró y se sentó con las piernas cruzadas a escuchar los cuentos de los otros niños. Recorrió los estantes llenos de libros, de vidas pequeñas como las suyas, pero también grandes o remotas, y su corazón latió al unísono de todos esos otros corazones que guardaban las páginas.

Cuando salió era el mismo, pero era otro. Como en un juego de manos, todo se había transformado. La oscuridad había envuelto el campamento y esa oscuridad parecía contener una cualidad nueva. Todas las posibilidades aguardaban en ella como un presagio.

El aleteo de un pájaro le hizo levantar la cabeza. Parpadeó asombrado ante lo que vieron sus ojos. No era ninguna de las constelaciones que su madre Leila le había enseñado. No, nunca antes el enjambre de estrellas había formado aquel dibujo que le invitaba a caminar. Delante, como guiándolo, revoloteaba el pájaro: un fulgor blanco y negro en medio de la noche. No supo cuánto había caminado cuando el pájaro se detuvo. Entonces lo descubrió. Su tío Hassana le había enseñado a localizar las madrigueras de los lagartos de arena. Y allí había una, pero también aquella madriguera era distinta de las que había visto hasta entonces. Se preguntó qué clase de lagarto viviría en ella. Sabía que ahora cualquier cosa era posible.

Mónica Rodríguez

 

julio 10, 2024 in Proyecto Bubisher
JUEGO DE MANOS 3 0

JUEGO DE MANOS 3

CARRERA DE ESTRELLAS

“Si el lagarto es la esencia viva del desierto bajo tierra, un pájaro, también mítico, la lleva en su pico”.

Saleh no hacía más que darle vueltas a esa frase que había escuchado anoche a sus mayores en la jaima; se la quitó de la cabeza la noticia de que al día siguiente iban a volverse a los campamentos, y no sabía si alegrarse o no. Iba a ver de nuevo a sus primos y a todos sus amigos de la escuela, sí, pero por otro lado presentía que allí no iba a poder ser tan libre; ya se había acostumbrado a la badía, le gustaba caminar solo en busca de los camellos o atender a las cabras; por las noches era feliz mirando las estrellas e imaginándose leyendas, jugando a crear nuevas constelaciones: había aprendido mirando al cielo cuándo iba a llover o cómo orientarse hacia el sur buscando a Suhail, pero a él le interesaban más las historias celestes desde que su madre le dijo que en aquella película de romanos los caballos blancos que llevaba el bueno, el que ganaba la carrera, tenían nombres de estrellas bautizadas por los árabes, Antares, Rigle, Altaïr y Aldebarán. Y se dormía pensando que era el principito que se había caído de una estrella con la misión de mostrarle a todos las bondades de la amistad y que solo con el corazón se puede ver bien.

Esa misma mañana, cuando más triste estaba, un pequeño bubisher se posó en su haima; el niño logró incluso acercarse un poco a él a pesar de que Hasana le decía que le iba a espantar. Saleh casi llegó a tocarle, no se atrevió, pero vio cómo sus miradas se cruzaron y en un lenguaje que solo los niños y los pájaros conocen le habló de su tristeza y le pidió ayuda, que le acompañara y así podría recordar la badía cuando estuviese en Ausserd.

Al rato, le preguntó a su madre: ¿es verdad que en los campamentos los nidos del bubisher están abiertos para que los niños podamos contarnos historias y pintar cielos llenos de estrellas que ganan carreras?

 

Javier Bonet

 

 

 

julio 06, 2024 in Proyecto Bubisher
JUEGO DE MANOS 2 0

JUEGO DE MANOS 2

DOS MITOS DEL DESIERTO
«Los lagartos de arena eran, para Saleh, la esencia del desierto.» Saleh sabe, al menos intuye que el lagarto a rayas amarillas y negras está en el origen de la historia y la cultura del pueblo saharaui y su presencia en el Sahara Occidental. En él se contiene toda la información necesaria, de la que nunca ha dejado de ser testigo. El lagarto de la badia es un animal mítico -no es un mero superviviente-, que sale de su refugio debajo de la tierra, para dar testimonio, al paso rápido de los viajeros, de cuánto acontece y ha acontecido, al ritmo pausado de su naturaleza, desde cuando los primeros pobladores del Sahara Occidental lo inmortalizaron en los abrigos de roca, que jalonan un territorio, por el que se han adentrado muchos pueblos con afán de conquista. A las pruebas nos remite este ser primigenio, presente en las pinturas prehistóricas, en las que convivió con otras especies ya desaparecidas del medio: jirafas, rinocerontes, elefantes, antílopes, que con sus cómplices y adversarios humanos compartían tiempo de caza en natural empatía, necesaria para la supervivencia.
Hasta que llegó el momento en el que tuvo que abandonar la serenidad de la piedra para atravesar el espacio y el tiempo, con la misión de propagar y defender con su presencia la verdad sobre el devenir de un pueblo, el suyo. Renunció a la seguridad de la roca frente a los vientos y las tempestades de arena para exponerse a los rigores y peligros de unas tormentas humanas mucho más peligrosas, como si hubiera sido elegido por el Dios, al que los pobladores del Sahara Occidental no se adhirieron hasta muchos siglos después. Sacrificó su vida sedentaria, quieto en las paredes de la cueva de puertas abiertas y se aventuró en la incertidumbre de un vivir nómada, compadecido con el pueblo y la cultura que le habían hecho suyo, con el decidido propósito de recuperar el refugio de la roca, y quedar para siempre identificado con los de su especie, tan diferente a las que pretendían suplantarles. Mientras ese tiempo adviene, el lagarto se hunde en la arena, compartida con los beduinos saharauis, que proceden de los campamentos de refugiados en Tinduf, nómadas con sus ganados en busca de pastos. También de libertad: cuando la encuentren, acabará su sufrido peregrinaje allí donde dio comienzo, en la prehistoria de un pueblo, que ha dado al mundo una cultura de verso y piedra.
Si el lagarto es la esencia viva del desierto bajo tierra, un pájaro, también mítico, la lleva en su pico y, al vuelo la canta en verso: es el Bubisher.
Fernando Llorente
julio 05, 2024 in Proyecto Bubisher
JUEGO DE MANOS 1 0

JUEGO DE MANOS 1

 
SALEH
Saleh dejó de ir a la escuela cuando apenas tenía ocho años. A esa edad, sus padres decidieron regresar a la badía, ese territorio sin más límites que las montañas y las llanuras que cercaban un horizonte que resultaba casi infinito, y donde el cielo nocturno parecía poner las estrellas al alcance de la mano. De su madre, Leila, aprendió el nombre de las constelaciones que guiaban a caravaneros y pastores en sus en sus largos recorridos por el desierto. De su tío Hassana, a otear con paciencia a los animales que pastaban entre hierbas y matojos y, sobre todo, a localizar las madrigueras de los lagartos de arena.
Los lagartos de arena eran, para Saleh, la esencia del desierto.
Ricardo Gómez
julio 03, 2024 in Proyecto Bubisher
ESCRITORES POR EL SAHARA-BUBISHER 0

ESCRITORES POR EL SAHARA-BUBISHER

Las bibliotecas Bubisher están cerradas por vacaciones, pero los escritores que forman parte de este proyecto y que, mes a mes, ilustran con sus artículos todo lo que los bibliotecarios y bibliotecarias saharauis hacen el los coles, las dairas y las bibliotecas, no van a dejar vacíos y silenciosos estos meses de estío.

Comprometidos como nadie con el proyecto Bubisher, unirán sus plumas para sorprendernos con un relato único que irán construyendo a ciegas, porque solo contará cada uno con el último párrafo que haya escrito el anterior. Un cadáver exquisito que, sin duda, nos tendrá expectantes y al que titularemos “JUEGO DE MANOS”

julio 03, 2024 in Proyecto Bubisher
A LAS FAMILIAS DE ACOGIDA DE NIÑOS SAHARAUIS 0

A LAS FAMILIAS DE ACOGIDA DE NIÑOS SAHARAUIS

 

Nuestro segundo país, nuestro maravilloso país…

Continúan los viajes de los niños del Sáhara Occidental a las distintas ciudades de España. La alegría y el entusiasmo llenan el corazón de nuestros niños, a quienes esperan familias como la suya, para poder vivir lejos de este calor insoportable. Pasarán unos días maravillosos con ustedes y ustedes con ellos. Las madres de estos niños tienen la completa seguridad de que sus hijos están en buenas manos, pasando sus vacaciones de forma segura y en un país hermoso y tranquilo y eso las deja tranquilas

Gracias a todas las familias españolas que acogen a nuestros niños en sus hogares y en su gran país.

Suadu Mahsan

 

julio 02, 2024 in Proyecto Bubisher
ROSAS DE PAPEL 0

ROSAS DE PAPEL

Plantamos rosas de papel donde ellos esconden sus bombas letales, esperando a que los papeles de colores mal cortados crezcan, creando un muro de rosas coloridas, lo suficientemente lleno de amor para combatir su terrorífico muro de minas y demostrar de una vez por todas que el amor no asume ninguna derrota.
Dúnia Hamudi Tortella
julio 01, 2024 in Proyecto Bubisher
BELGHA, EL FILÓSOFO DEL DESIERTO SIN FIN 0

BELGHA, EL FILÓSOFO DEL DESIERTO SIN FIN

Sería absurdo decir cuándo nació, porque Belgha era de la misma edad que el Sáhara Siempre.

Nadie entendió lo profunda y eterna que era su tierra como él. Nadie.

Y los campamentos ya no son lo mismo sin él, que los ha dejado huérfanos. Vacíos.

Hasta hace muy pocos años Belgha solía salir solo al desierto, con un poco de comida, el agua justa y el té abundante, porque también era un poco zahorí. Durante semanas volvía a sentir el latido del desierto bajo sus pies, la suavidad de la almohada de la dunita, el calor del fuego de talha y askef. Y volvía más sabio y ahíto de estrellas. Si cabe.

Nos duele que se una a la larga lista de saharauis que fueron arrancados de su verdadero Sáhara por la garra de guerra sin volver a verlo, por el abandono de la mala madre que fue para todos ellos España. Que duele. Más que nunca.

Belgha prestó su sabiduría, su imagen imponente y hasta sus bromas y canciones a Leyuad, la película del Bubisher sobre la tierra que vio nacer a su madre. Se ha unido también así a su amigo y admirado Badi, también ausente desde hace pocos años. Volvamos a verle ahora, proclamando, los brazos abiertos, que hemos llegado por fin al Tiris, al paraíso inacabable de los hombres del libro, del verbo.

Sujetémoslo a nuestra memoria así, como en esta imagen, acostado en el cielo en la tierra, con una humilde piedra en su frente. Un ángel barbudo que nos guarda y nos lleva a la esperanza.

No os perdáis su magnetismo en la película «Leyuad. Un viaje al pozo de los versos

https://www.youtube.com/watch?v=8fxyMUqj-Ok

También os sugerimos esta intensa conversación con Bahia Awa para acabar de conócelo a fondo:

https://blogs.elpais.com/donde-queda-el-sahara/2016/09/selma-uld-mohamed-uld-brahim-alias-belgha-el-erudito-y-poeta-visionario-saharaui.html

julio 01, 2024 in Proyecto Bubisher
ABUELO, ¿QUÉ VES? 0

ABUELO, ¿QUÉ VES?

“Abuelo, ¿qué ves?”, preguntaban los niños cuando contemplaban al abuelo sentado a la puerta de la jaima. “Veo a la cabra, y la cesta de la compra que trajo tu padre”, les decía a veces a sus nietos. Durante los últimos meses, el hombre permanecía horas y horas quieto, en el umbral, protegido del calor, mientras el sol se ponía tiñendo de rojo el horizonte. “Abuelo, ¿qué miras?”, solían preguntarle, y el anciano les detallaba trivialidades: a vuestra hermana pequeña jugando, la ropa tendida, el hornillo del té, la melfa de vuestra madre… Y los niños se observaban, cómplices y apenados, porque sabían que el abuelo perdía visión día a día y resultaba evidente que sus ojos eran cada vez más blancos e inútiles. Hacía tiempo que el abuelo había dejado de hablar del mar. Los dos niños tenían edad suficiente como para recordar que años atrás, el abuelo se sentaba con ellos, en ese mismo lugar, y les hablaba del mar de su infancia, de las puestas de sol sobre el agua, de las estelas que dejaban los delfines, de las barcas de pesca que volvían a puerto al atardecer. Recuerdos de cuando el abuelo era un niño, como ellos, y vivía en un pequeño pueblo pesquero. Siempre había mantenido que un día regresarían allí; que dejarían la jaima y los beits y ese desierto que no era suyo y que algún amanecer emprenderían regreso a las tierras y los mares donde se habían criado. Pero unos pocos meses atrás, el abuelo dejó de hablar del mar y se contentaba con describir la arena reseca, las bostas de las cabras, el hornillo, las sandalias de la entrada, confundiendo progresivamente objetos y personas a medida que perdía la visión. Los niños sonreían apenados y cómplices. No sabían si el abuelo perdía recuerdos a medida que se esfumaba su visión, o simplemente se resignaba a que nunca más vería el mar, su mar. Un día, pocas semanas atrás, el abuelo se fue. Los niños dibujaron en la tabla sobre su tumba, bajo su nombre, unas curvadas líneas azules y, entre ellas, un barquito de pesca y un delfín que ellos nunca habían contemplado, pero que habían imaginado tantas veces. Ahora, al atardecer, los niños se sientan en la misma posición en la que se sentaba su abuelo. Y se describían uno al otro: mira, la espuma, las olas, los delfines, las barcas cargadas de peces, el reflejo del sol en el agua, gaviotas, el brillante azul, el pescado secándose en los tendales… Ahora, el mar también era suyo.

Ricardo Gómez

junio 28, 2024 in Proyecto Bubisher
NUESTROS DESEOS 0

NUESTROS DESEOS

Deseo un jardín.
Deseo un vaso de agua fresca.
Deseo un mar,
el barco de tus ojos.
Deseo una mariposa.
Deseo un rotulador amarillo.
Deseo la palma de una mano
que sostenga la mía.
Deseo un libro, dos libros,
trescientos libros.
Deseo unos pies
que me lleven lejos,
el viento en el rostro,
la libertad.
Deseo un pájaro
que traiga buenas noticias
y una lluvia callada
que se lleve el olvido.
Deseo una tierra,
una luz de plata,
un cazador de estrellas.
Deseo un futuro
para hacer del poema
nuestro nido.

(El Bubisher está haciendo posible todos estos deseos.)

Mónica Rodríguez

junio 26, 2024 in Proyecto Bubisher
ALOUDA Y EL BUBISHER ACABAN EL CURSO  EN SANTANDER Y BARREDA 0

ALOUDA Y EL BUBISHER ACABAN EL CURSO EN SANTANDER Y BARREDA

 

 

Este lunes pasado hemos puesto punto y final a las actividades que durante todo el curso escolar hemos venido realizando en diferentes centros de nuestra comunidad autónoma.

Ángel y Blanca volvieron a las aulas del IES Torres Quevedo, instituto que está especialmente implicado en nuestro proyecto y con el que ya tenemos planes cara al próximo año. Y esta semana hemos participado en el acto de fin de curso que el Colegio El Salvador, de Barreda, cerca de Torrelavega, ha llevado a cabo y en el que se ha entregado la recaudación de las actividades que las diferentes cooperativas escolares consiguieron con sus mercadillos solidarios. Los más de tres mil euros conseguidos fueron repartidos entre diferentes asociaciones cántabras y a nosotros nos tocó una pequeña cantidad. Gran trabajo de los chavales que gestionaron como cooperativa la elección de la ONG con la que trabajaron, los métodos de trabajo y la gestión económica. Aprovechamos para darles las gracias a ellos y también a los profesores y a los equipos directivos que nos han permitido acercar el tema del pueblo saharaui y dar a conocer nuestro proyecto a sus comunidades.

Vamos a cargar pilas para después de verano. Un saludo desde ALOUDA CANTABRIA.

junio 26, 2024 in Proyecto Bubisher
CINCO RAMAS DE UN MISMO ÁRBOL 0

CINCO RAMAS DE UN MISMO ÁRBOL

Aquí tenemos a tres niñas y dos niños entregados totalmente a su creación artística. Cinco ramas de un mismo árbol. No de miseria, como en el poema de Nicolás Guillén, sino de imaginación. ¡Qué unión y qué vínculo más hermoso! Diez manos unidas, para crear un personaje o el escenario de una obra teatral. ¿Quién sabe?
¿Quizás solo desean embellecer su Nido, trasplantando un árbol de un terreno de poco jugo y humedad, para sembrarlo y llenar de verdor las paredes de su hogar de lecturas?
Se ve que no desean un árbol cualquiera, sino uno frondoso, de tronco grande e imponente.
Los árboles son santuarios. Cuando hayamos aprendido a escuchar a los árboles, nos sentiremos en casa. Eso es la felicidad, dijo, Herman Hesse.
Los cinco están en silencio. ¿Están escuchando a su árbol? Dibujar al que tienen entre manos, también es una manera de aprender a escucharlo, quererlo y protegerlo. Y estoy casi seguro, que este grupo de niños y niñas, lo haría con una acacia, un bosque, un camello, una persona enferma o cualquier otro ser vivo.
El Bubisher es esto: un dibujo colectivo, un kamishibai, la lectura de Tin Tin, o el visionado de Tiempos Modernos de Chaplin, por ejemplo. Y es tantos otros aprendizajes y propuestas necesarias para complementar la educación de estos y de todos los niños saharauis.
Según Pseudo-Plutarco, lo único que merece la pena es la educación. Los títulos nobiliarios son un bien de los antepasados. La riqueza es una dádiva de la suerte, que la quita y la da. La belleza es efímera; la salud, inconstante. La fuerza física cae presa de la enfermedad y la vejez. La instrucción es la única de nuestras cosas que es inmortal y divina. Solo la inteligencia rejuvenece con los años. Ni siquiera la guerra que, como un torrente, todo lo aniquila, puede arrebatarte lo que sabes.
La educación no es lo único que merece la pena. La solidaridad, la generosidad, el amor o la libertad, también merecen la pena. Pero, qué triste sería el mundo, sin jugar, sin experimentar, sin crear. En definitiva, sin aprender, como lo están haciéndolo estos cinco artistas de la foto.
Limam Boisha
junio 25, 2024 in Proyecto Bubisher
EL SOL, LA LUNA Y LA TIERRA 0

EL SOL, LA LUNA Y LA TIERRA

A nosotros los niños, siempre nos han gustado los cuentos, adivinanzas , poemas e historias que tengan que ver con el Universo. Pero… ¿Qué es el universo?

Como diría Peter Pan “Erase una vez, en el infinito y más allá”. Hace más de 10 o 20 mil millones de años ,hubo una gran explosión, que algunos llaman Big Bang, produciendo una gran nube de polvo y gas. Cuando esa gigantesca nube sufrió grandes cambios de temperatura, nació el Sistema Solar, que para nosotros es nuestro universo más cercano.

En ese Sistema Solar, se encuentran los tres protagonistas de nuestro cielo. Son muy amigos y siempre están bailando , girando sobre sí mismos y trasladándose unos alrededor de los otros.

¡Os los presentamos!

Es un rey que no tiene reino, tiene rayos pero no truenos, dice la hora pero no es relojero y dicen que es una bola , pero una bola de fuego. ¿Lo adivináis? Siiii. Es El Sol

Espero a que todo esté oscuro para llegar. Vestida toda de plata para brillar. Y ni siquiera dando un gran salto me podéis alcanzar. ¡Bravo! Es La Luna

Gira y gira sin parar, es una bola muy cabezota. Es fuerte y acoge a mucha gente, delicada que si no la cuidamos se acaba.¡ Qué listos sois! Tierrraaaa dijo el Pirata.

La Tierra es nuestro hogar en el espacio, sale a pasear cada día y su amigo Sol le da luz y energía. Todos están felices: plantas, animales y personas llenos de vida.

Si se da media vuelta, la noche llegará y los cuentos de la cuna a la luna podrás contar.

La Tierra baila durante 365 días con su amigo Sol y entonces… La primavera ,que cante o que llore nunca viene sin flores, ni el verano sin colores, ni el otoño sin racimos, ni el invierno sin nieves y fríos.

La Tierra seguirá girando mientras la gente la esté mimando.

Luna, Lunera cascabelera siempre girando nunca se está quieta. La luna baila en el cielo junto a la tierra y el sol. Sonriente cuando está en cuarto creciente, Compañera fiel de la tierra siempre giran juntas. Cuando la luna sonríe está en cuarto creciente, canta y canta cuando está llena y blanca, poco a poco se entristece y entonces decrece y es tanta la tristeza que desaparece y no sabemos dónde.

Todas estas cosas y muchas más,

Visitando al BUBISHER

Aprenderás.

(Basado en los libros de Violeta Monreal)

Cándida Santiago                                            

junio 24, 2024 in Proyecto Bubisher
SEMILLAS PARA CUIDAR 0

SEMILLAS PARA CUIDAR

¿Qué sucedió? Únicamente germinaron las semillas en un huevo.

Semillas dormidas colocadas en un poco de tierra con humedad, oscuridad y buena temperatura despiertan, brotan, se abren y ya tenemos la vida. Por eso cuando en los experimentos de las escuelas en los campamentos los niños y las niñas se conectan con este proceso, directamente se están conectando con la vida, con sus ciclos, con los cuidados que precisa la vida y con esa apertura que la naturaleza les ofrece y que parejamente les va ayudando a desarrollar su capacidad intelectual de análisis y crítica. Ha sido un buen experimento escolar.

Sucedió que sólo germinaron las semillas en el huevo que estuvo en el entorno adecuado y recibió los cuidados necesarios. Pero que a este niño no le diga nadie que su experimento fue “de cuatro intentos un acierto” o qué “tuvo resultados mediocres”, porque lejos de cálculos matemáticos desmotivadores, el simple hecho de experimentar es ya el gran triunfo. Analizar los resultados y entender el proceso, es la gran enseñanza.

Así que, realmente lo que sucedió es que este niño tuvo que experimentar, observar y sacar consecuencias, para provocar que su desarrollo intelectual en construcción le conduzca a convertirse en un futuro observador crítico, de los que más adelante sabrán ir al origen. De mayor, y si él quiere, con esa mirada crítica analizará su duro entorno social, político y personal, que tan difícil se lo están poniendo los intereses económicos y supremacistas de Marruecos, nuestros estados capitalistas y nuestra ansia por consumir. Sabrá buscar la verdad y elegirá libremente qué grado de implicación querrá tener con la sociedad, porque poseerá la capacidad de adoptar una postura transformadora de su persona y de su entorno y abrirse de esa manera a la vida.

En resumen, ocurrió que el último experimento del curso antes de las deseadas vacaciones escolares le susurró al oído que al igual que de una pequeña semilla brota una gran acacia, de los pequeños experimentos que haga en la escuela brotará una gran persona.

صيفاً مليئاً بالسعادة

¡Buenas y merecidas vacaciones escolares al profesorado y txikis de los campamentos!

Koro Azkona

 

 

 

junio 23, 2024 in Proyecto Bubisher
SOMOS UN FAMILIA 0

SOMOS UN FAMILIA

El lenguaje de los rasgos de la cara juega un papel importante en la expresión de los sentimientos. Hace unos días, finalizaba el trabajo de este curso.  Cuando les dije a los niñas que era el último día de lecturas y actividades en la biblioteca y el inicio de las vacaciones de verano, sus rostros cambiaron, se ensombrecieron. La biblioteca ha sido su principal destino donde leyeron, jugaron a imaginar, aprendieron a expresar sus emociones, donde pasaron momentos realmente hermosos. Ha sido, para ellos y para todos los que hemos disfrutado de la nueva biblioteca,  un año maravilloso.

Antes de cerrar la puerta hasta septiembre (el momento más difícil del curso para mí), envío un fuerte abrazo a todo el equipo Bubisher en España y les doy las gracias por sus maravillosos esfuerzos. Siento que somos una familia

 

Suadu Mahsan, bibliotecaria Bubisher de El Aaiún

junio 20, 2024 in Proyecto Bubisher
PONTE EN SU LUGAR 1

PONTE EN SU LUGAR

 

Tu apacible vida se derrumba, el peligro es real. Miles de personas están huyendo de la ciudad. El pánico se apodera de ti. Despiertas a los niños, a tus padres, a toda tu familia y con lo puesto os unís a quienes tratan de buscar un lugar en el que refugiarse. Varios aviones vuelan sobre vuestras cabezas. Una bomba, dos, tres… Llueve napalm y fósforo blanco. Muchos a tu alrededor mueren. Tu padre es uno de ellos. Tu hermana pierde una pierna. Hay que seguir antes de que todos seáis asesinados. Hambre , sed, miedo. El horror os acompaña hasta llegar a un lugar inhóspito pero seguro.

Han pasado casi cincuenta años. Tus hijos y tus nietos han nacido en ese campo de refugiados al que un día llegasteis con la esperanza de volver pronto a casa. Sigues esperando esa realidad que no llega. Cincuenta años reviviendo día a día los bombardeos, las muertes, las mutilaciones. Y preguntándote, ¿hasta cuándo?

Piensa que eres tú. ¡PONTE EN SU LUGAR!

20 DE JUNIO, DÍA MUNDIAL DEL REFUGIADO

Las personas refugiadas necesitan nuestra solidaridad ahora más que nunca. Solidaridad significa mantener nuestras puertas abiertas, celebrar sus puntos fuertes y sus logros, y reflexionar sobre los retos a los que se enfrentan.

La solidaridad con las personas que se ven forzadas a huir también significa encontrar soluciones a su difícil situación: poner fin a los conflictos para que puedan regresar a sus hogares en condiciones de seguridad, garantizar que tengan oportunidades de prosperar en las comunidades que les han acogido y proporcionar a los países los recursos que necesitan para incluir y apoyar a la población refugiada.

ACNUR

junio 20, 2024 in Proyecto Bubisher
ARTEFACTO PARA MAR SOMERO 0

ARTEFACTO PARA MAR SOMERO

Hace sesenta millones de años el desierto del Sáhara estaba cubierto por un mar, el mar de Tetis, que al parecer era en muchas zonas un mar somero. ¡Bonito adjetivo! pues permite a la imaginación de quien lo pronuncie o lo lee, calcular la profundidad más propicia o más temerosa. Para el dinosaurio que en su paseo alimentario dejó su huella en la playa de La Griega en Asturias era somera aquella orilla. Para el tiburón que busca su alimento y su descanso en los fondos, y cuyos dientes se encuentran en el desierto del Sáhara, eran también profundidades someras. Porque, al fin y al cabo, da igual cuánta agua haya por arriba o por abajo si tú tienes la habilidad de transitarla.
Aquí tienes a varios niños de una nación somera. La lámina de agua ha ido desapareciendo y se ha hecho intangible. Pero es navegable con la imaginación y con artefactos como el que han construido. Forman estos niños saharauis parte de una nación virtual de desplazados y refugiados que alcanzaría en el mundo (de reunirse todas las distintas procedencias) la cifra de más de 120 millones de personas.
Ahí les tienes junto al bibliobús-ludoteca del Bubisher. Han construido un Nautilus que tiene su particular varadero entre los libros, en un hueco entre los tejuelos. Artefacto que, por lo tanto, solo podría ser descrito adecuadamente por una bibliotecaria no convencional. Una de las constructoras mantiene dudas sobre la idoneidad de la hélice, pero obviamente harán una evaluación expost tras las pruebas de navegación.
Y como se trata de ir probando, en segundo plano, un animado grupo de ingenieros expertos en resistencia de materiales debaten sobre la posibilidad de dar un nuevo giro a la investigación y convertirlo en otro artefacto propulsable a puntapiés saltarines por la hamada. ¡Con la risa que da cuando no sale como quieres!
Emilio Sánchez Blanco
junio 19, 2024 in Proyecto Bubisher
LOS GUARDIANES DEL VERANO 0

LOS GUARDIANES DEL VERANO

¡Ya esta, seño! Mira qué chulis nos han quedado; son seis, ¿serán suficientes para cuidar el Bubi durante todo el verano? La verdad, no parecen muy fieros, pero es que nuestros guardianes solo se encargarán de que no se escapen de los cuentos sus protagonistas, no hace falta que sean fuertes ni que vayan armados o que tengan cara de pocos amigos.

Antes he visto llorando a una de las niñas mas pequeñas porque piensa que no lo van a conseguir, que tanto tiempo solos y encerrados, con el calor que hace en verano, seguro que se van a escapar y se meterán en alguna jaima en la que corra un poco de fresco o se irán a Tinduf en busca de aire acondicionado.

Ya, es verdad, pero no sabe que les hemos pintado unas sonrisas muy divertidas, y mágicas, y unas pestañas que se activan cuando hace mucho calor y mueven sus cabellos rojos para que se llene la sala de un vientecillo la mar de agradable.

Nadie querrá irse de aquí, al contrario.

Mónica les ha prestado una edición especial de ARENA Y AGUA que se hace gigante y en ella se reunirán todos a la fresca y podrán jugar a intercambiarse sus papeles: Kori dejará que Caramelo juegue con Suadu y con el erizo, Bachir y Hamida enseñarán a cazar estrellas al niño de luz de plata, Mª José ha prometido venir un día con su nieta y sus cinco mil globos para repartirlos entre los gigantes de la luna y en esa jaima virtual una familia de bubishers que tiene Liman amaestrados les enseñarán todos los ritos del desierto desde el butai del kamishibai que dejaron las chicas navarras.

Jo, yo, porque me voy a Cantabria con lo de Vacaciones en Paz; si no, ya me gustaría pasarme por aquí algún día para, sin que me viesen, echar una ojeada, tiene que ser muy bonito.

Bueno, seño, pasa buen verano, y te puedes ir tranquila, que hasta septiembre nuestros cuentos estarán bien cuidados, no tengas miedo.

Javier Bonet

junio 19, 2024 in Proyecto Bubisher
FERIA DEL LIBRO DE CUÉLLAR 0

FERIA DEL LIBRO DE CUÉLLAR

El pasado fin de semana, el Bubisher acudió a la Feria del Libro de Cuéllar de la mano de la Asociación Amigos del Sáhara de Segovia. Bajo la sombra de altos tilos, en casetas de madera, se expusieron los libros cuyas ventas hacen posible que otros libros lleguen a los niños y niñas saharauis en la lentitud de su exilio argelino. Fueron muchos los que se acercaron y se llevaron, atendidos por la incansable y generosa Pilar, libros como Arena y Agua, El niño de luz de plata o Ritos de jaima, por mencionar solo algunos títulos, también disponibles a través de la web bubisher.org. La feria estaba dedicada a los superhéroes, como María o Héctor, niños con enfermedades raras. También superhéroes son los saharauis que resisten en mitad de la nada que es ese desierto pedregoso, con la esperanza de recuperar algún día su tierra arrebatada. Superhéroes son todos los que compran un libro o se hacen socios o tienden la mano para que allí, en esa nada, suceda la vida a través de las páginas de un libro y hasta ellos llegue el mundo entero y la palabra libertad. Superhéroe también eres tú.

Mónica Rodríguez

 

junio 19, 2024 in Proyecto Bubisher
LA MAR NO SE PUEDE VER DESDE TINDUF 0

LA MAR NO SE PUEDE VER DESDE TINDUF

 

Estos versos son parte de otros que este curso el alumnado del instituto de Iturrama de Pamplona ha compuesto, recogiendo los sueños de los niños y niñas saharauis. Entre estos sueños uno se repetía y era el de poder ver y nadar en el mar que tuvieron que dejar atrás sus abuelos y abuelas por culpa de la invasión de Marruecos.

 

Itsaso polit itsaso maite

Tindufen ezin ikusi

Haiek inoiz ez igeri egin

Marokok inoiz ez utzi

ozeanoetatik urruti

kanpalekuetan bizi

Oztopoen aurrean amestu

Ez etsi ta gogor eutsi.

 

(La mar preciosa, la mar querida

no se puede ver en Tinduf.

Niños y niñas nunca han podido nadar

Marruecos no les deja.

Viven en los campamentos

lejos de los océanos.

Soñad ante los obstáculos

Resistid, no os rindais.)

Maite Ramos

junio 16, 2024 in Proyecto Bubisher
SUADU CONTINÚA ELEVANDO SU VUELO 0

SUADU CONTINÚA ELEVANDO SU VUELO

De la mano de las golondrinas, con la primavera, nos ha llegado la segunda edición de Suadu al Cor en valenciano. Una recopilación de cuentos Saharauis que ha tenido tan buena acogida que ha agotado la primera impresión en seis meses.
Esta nueva tirada viene mejorada en cuanto a las cualidades de las cubiertas y las páginas. Agradecemos a Edelvives su colaboración y a Bubisher la confianza en nuestra propuesta reflejada en esta edición más atractiva con tapa dura y una mejor encuadernación
Recordemos que la venta de Suadu al corazón va destinada al mantenimiento de las bibliotecas Bubisher de los campamentos de refugiados del Sáhara. Un proyecto cultural transformador y que empodera a la sociedad a través de la lectura.
Así pues, en nada volveremos a ponernos en marcha para llevar las historias de Suadu por todos los rincones del país. Con el vuelo del Bubisher esparcimos la semilla de la reivindicación pacífica por la tierra del pueblo Saharaui.
SUADU CONTINUA ELEVANT EL SEU VOL
De la mà de les oronetes, amb la primavera, ens ha arribat la segona edició de Suadu al Cor en valencià. Un recull de contes Sahrauis que ha tingut tan bona acollida que ha esgotat la primera impressió en sis mesos.
Esta nova tirada ve millorada quant a les qualitats de les cobertes i les pàgines. Agraïm a Edelvives la seua col.laboració i a Bubisher la confiança en la nostra proposta reflectida en esta edició més atractiva amb tapa dura i una millor enquadernació
Recordem que la venda de Suadu al cor va destinada al manteniment de les biblioteques Bubisher dels campaments de refugiats del Sàhara. Un projecte cultural transformador i que empodera a la societat a través de la lectura.
Així doncs, en no res tornarem a posar-nos en marxa per a dur les històries de Suadu per tots els racons del país. Amb el vol del Bubisher escampem la llavor de la reivindicació pacífica per la terra del poble Saharaui.
junio 15, 2024 in Proyecto Bubisher