En el mes de octubre llovió con furia sobre los campamentos. Miles de jaimas cayeron por completo, o quedaron muy dañadas, en los cinco campamentos. Pero el más perjudicado de los cinco fue Dajla. Dajla, la wilaya más distante, y sin embargo la más querida por sus vecinos. Ya no son habitantes provisionales: se sienten de Dajla, aman ese pedazo de hamada que el destino les dio, y aunque muchos hayan tenido que iniciar el éxodo dentro del exilio hacia otras wilayas más cómodas, como Smara, se siguen sintiendo de allí. De sus huertos recoletos, de sus hermosas palmeras, de sus rincones y sus lugares de reunión.
Ahora, tras las inundaciones, también sus escuelas y guarderías han sufrido. Un paisaje desolador a la vista, pero reconfortante para el corazón, porque nadie, nadie, ha quedado desamparado. Lo más hermoso del pueblo saharaui es su espíritu solidario. Si tu jaima ha caído, mi jaima es tuya. Si tu escuela es cascotes y barro, esta tienda será el aula de los niños.
Por todo eso, el Bubisher mira ahora hacia Dajla. En octubre trataremos de encontrar un lugar donde construir una biblioteca que, como las de Bojador, Smara y Ausserd, sea un abrigo, una inyección de alegría, un refugio de sonrisas, cuentos y sueños.
Para eso hace falta dinero.
¿NOS AYUDAS?
El Bubisher camina ahora con más fuerza que nunca. El equipo humano que trabaja en las tres bibliotecas ha alcanzado su punto más alto: de entusiasmo, de experiencia, de ideas. Bojador es un ejemplo: fue construida por los 500 alumnos del CEIP Menéndez Pidal de Coslada, que durante un año inolvidable de sus vidas, con inteligencia y constancia, confeccionando marcapáginas y vendiéndolos, recaudaron el grueso del dinero necesario para que la brigada Bubisher construyera en el centro físico y neurálgico de la wilaya una biblioteca que es ahora un gozo.
Este final de curso, el Instituto Laudio de Llodio, el CEIP de Nava, el Jovellanos de Gijón, el San Narciso de Marín, todos, trabajan para lograr que la biblioteca de Dajla crezca en el otoño, para hacer del otoño primavera. Pero necesitamos mucho más, porque también habrá que encontrar a dos bibliotecarios, y pagarles sus sueldos dignos. Como se han incorporado este curso pasado Brahim, Lefdal, Fetrana y Saad. Ojalá que siga lloviendo té.
Y UN BIBLIOBÚS.
Cómo sufren las alas de los tres bibliobuses, nuestras queridas bubitecas, sin las cuales no sería posible llegar a los rincones más remotos de cada wilaya, ni acudir diariamente al Simón Bolívar, ni recoger a los niños de un club de lectura lejano para traerlos al Nido del Bubisher. El primero, el que siempre sentiremos habitado por el espíritu de nuestro querido Larossi, cumpla ya ocho años, y sobrevive. Pero los de Ausserd y Bojador han sufrido, porque ya llegaban cansados de tanta carretera en España. Así que ahora necesitamos rearmar la flota. Ya hay bubisheros malagueños trabajando para que aquel ayuntamiento generoso y bueno nos consiga nuevos vehículos, pero luego habrá que amueblarlos, llenarlos; habrá que fletar, atravesar el estrecho, atravesar el desierto argelino.
PARA TODO ESO…
… te necesitamos a ti. Como socio (ya somos casi doscientos), como voluntario, consiguiendo que tu colegio o institución se sume a los que ya trabajan para hacer posible que Dajla tenga Bubisher, acercándonos a un vehículo que pueda convertirse en la bubiteca de la wilaya más querida, más golpeada, más necesitada de sueños y sonrisas, de libros y mesas, de estanterías, de monitores que acompañen a los niños golpeados por las inundaciones hacia su propio futuro. ¿Te apuntas?







