TODO CAMBIA

Que todo cambia ya lo dijo un pensador griego (Heráclito) hace 28 siglos. Todo lo real cambia. Cambia hasta lo que no parece que cambia. Que todo cambia canta Mercedes Sosa. El sabio lo dice desde cómo ve que se comporta el mundo en el que vivimos, en su dimensión más intelectual, aunque no sólo. La cantante lo dice desde el sentir el mundo en su dimensión más emocional. Por eso, Heráclito hizo filosofía, y Mercedes Sosa hace poesía. Y es desde la poesía, tanto en sus condiciones de épica y de lírica, desde donde bien se puede considerar el devenir histórico, es decir, de cambios, de pueblos como el saharaui.

En la historia reciente del pueblo saharaui han ido cambiando los países pretendientes de su tierra -Portugal, Francia-, con ellos y sus recursos dentro. Sólo con la guerra pudieron doblegar sus pretensiones, y seguir siendo, si no dueños de pleno derecho, sí, al menos, pacíficos pobladores de una tierra, a la que los poetas saharauis cantan como a una novia. Pero, la historia avanza, a lomos de la ambición de quienes la disfrutan, a costa de quienes la sufren, que son el motor de arranque de esa máquina imparable de hacer cambios, el tiempo, que propicia alteraciones, más o menos favorables o desfavorables. Muy desfavorables para el pueblo saharaui.

Como de repente, en 1975, dos países se compincharon y se declararon enemigos del pueblo saharaui, cuya existencia pusieron del revés. A uno, España, lo tenían dentro; el otro, Marruecos, aunque de cerca, vino de fuera. No les faltaron avalistas de su perversidad, EEUU, Francia. Y, entonces, TODO CAMBIA, dicho sea en el sentido más destructivo de la expresión. De quienes frecuentan esta página es sabido. Sin entrar en detalles: de una paz inestable, a una guerra interminable; de unas ciudades y un tranquilo nomadeo, a un refugio y un nomadeo amenazado; de una cercanía familiar, a un alejamiento en su propia tierra o mucho más lejos…en fin, nada que no sepamos y sintamos quienes visitamos esta página.

Sí, todo cambió, en cuanto al modo de estar, el pueblo saharaui, en el mundo. Pero no cambió nada en su modo de ser: su dignidad, su hospitalidad, su natural pacífico, tantas veces obligado a la guerra…condiciones naturales, que impregnan su modo de estar, estén en donde estén y como estén. Y, si el amor a su tierra cambió, fue para hacerse más profundo. En las palabras de sus poetas tienen la expresión más combativa y, a la vez más lírica, de ese amor. Que resuene en el corazón de los más jóvenes, incluso de niños y adolescentes, que conocen sus nombres, porque los oyen en el seno de sus familias, o en las aulas de sus escuelas, así como en los espacios interiores y exteriores de las bibliotecas Bubisher, donde sus responsables y equipos de colaboradores transmiten ese amor, con su sólo estar y hacer.

La siguiente estrofa de TODO CAMBIA, puede ser cantada por todos y cada uno de los saharauis, haciendo coro a Mercedes Sosa:

 

“Pero no cambia mi amor

Por más lejos que me encuentre,

Ni el recuerdo ni el dolor

De mi pueblo y de mi gente”

 

Es amor a prueba de todo cambio.

Fernando Llorente

 

 

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