Brahim Chagaf es sin duda el cineasta más destacado de la generación nacida de la Escuela de Cine Abidin Kaid Saleh de los campamentos de refugiados. Dirigió el largometraje (Patria dividida) con el presupuesto más austero de la historia (100 euros), codirigió el largometraje Leyuad (Un viaje al pozo de los versos), ganador de La Camella Blanca de FISAHARA en 2015, estudió Cine en Madrid, y tras conseguir un importante estatus en España y en el mundo decidió volver a los campamentos para ser útil a su pueblo mediante el cine. Un ejemplo para muchos jóvenes saharauis que no encuentran un horizonte para sus vidas. El horizonte se alcanza caminando, parece decirles Brahim.
Ahora, para luchar contra la pandemia, dirige una serie de cortos divertidos y populares protagonizados por Super S, Suleiman, un niño entre cuyos poderes está el amor por los mayores.
-Brahim, ¿de dónde surgió la idea?
La idea surgió dentro de una campaña de sensibilización que llevábamos acabo un grupo de jóvenes, para el ministerio de salud, tras realizar una larga campaña de prevención. Meses más tarde el virus llegó a los campamentos y tuvimos que volver a hacer la misma campaña, pero esta vez no solo prevención sino la convivencia con el virus. Y nos enfrentábamos a muchas incertidumbres, y al miedo de la población de los campamentos. Incluso había quien negaba de la existencia del virus. Y como la campaña era con motivo de la vuelta al cole, nuestro gran enfoque fue hacia los más pequeños. La idea de meter muchos efectos visuales y el SuleiMan que vuela, tenía que ser al mismo muy real, basándonos en el respeto que tenemos los saharauis hacia los mayores. Era también una forma de transmitir esa maravillosa costumbre y responsabilidad hacia y de los niños.
-¿Cómo ha recibido la población saharaui la serie? ¿Crees que ha sido útil para la conciencia colectiva de los niños?
La aceptación de la miniserie fue magnífica, sabíamos que iba a gustar, pero yo personalmente no pensaba que llegaría a tanto, porque no llegué a hacerla tal y como me la planteé, por las obvias limitaciones, principalmente técnicas. Hicimos muchos vídeos, cómics, fotos, carteles… pero lo que más llegó a los niños fue la serie; no hay día que no reciba quejas por redes sociales, teléfono y en persona, de padres que piden que continúe SuleiMan. Todos los niños repiten en la calle los diálogos y los versos que el protagonista recita al final de cada episodio.
-¿Vais a seguir con más episodios de la serie?
No tengo ni idea de si va seguir o no, porque la campaña ya terminó, pero con tanta presión de la gente habrá que ver cómo hacer aunque sea un par de episodio más.
-Y ya a más largo plazo, ¿tienes previsto otro largometraje? Si es así, ¿nos puedes avanzar algo?
Últimamente quiero centrarme en trabajos enfocados hacia el público saharaui, producciones de consumo local. Y hay varias ideas, pero todo depende de la disponibilidad del equipo, los y las compañeras que son los que hacen posible todas estas locuras. Porque considero una locura, de la que no quiero curarme, hacer cine en los campamentos de refugiados.
-¿Qué es para ti el cine?
El cine para mí es una villa de escape, mi forma de expresar lo que siento, y en su día supuso la salvación de aquel jovencito que fui, perdido sin nada que le motivara ni nada que le llenara. Y más que todo el cine es mi forma de sentirme útil a mí sociedad, a mi querido pueblo.
-Para nosotros eres un ejemplo de juventud comprometida en los campamentos. ¿Estás siendo capaz de crear una nueva generación de cineastas, hay relevo?
-Aún es muy pronto para responder esta pregunta, porque cuando haya más cineastas estoy seguro de que allí estará Bubisher para apoyarles como hizo en su día conmigo. Pero tengo esperanzas en que todo lo que se hizo y se hace de sus frutos lo más pronto posible, porque ya de por sí hemos descubierto el cine muy tarde, por lo tanto tenemos que ser muchas y muchos para filmar lo que desgraciadamente no pudo ser escrito.
Quiero aprovechar la ocasión para agradecer a Bubsher por el maravilloso trabajo que hacen, y especialmente algunos miembros de la asociación por darme la oportunidad de formar parte del equipo de Leyuad. Gracias a Palma Aparicio, Inés G. Aparicio, Gonzalo Moure, Limam Boisha y a todas las y los socios que ayudan a los saharauis a conseguir el derecho a la lectura a través de los nidos del Bubsher en cada campamento.