¡QUÉ VERDE (Y MÁGICO) ERA MI VALLE!

 

¿Cómo es posible que unas amigas charlen en un jardín en medio del desierto?

Pues charlan.

¿Cómo es posible que tres europeos busquen perderse entre arbustos de la Smara argelina?

Pues vienen y se pierden.

¿Cómo es posible que unos niños lean y dibujen en la hierba de un campamento de refugiados?

Pues leen y pintan.

 

Es la magia que hace resistir tanto tiempo a un pueblo orgulloso, es el trabajo de un grupo de locos que se empeñaron en que las letras de los libros y los colores de las paletas crecieran en la arena, como el verde que aparece en las imágenes.

En la película de Ford que parafraseamos en nuestro título, un minero galés recuerda cómo fueron sus días de infancia en su verde valle, y crea un retrato desde la memoria de su familia y de su pueblo minero, orgulloso de respetar las tradiciones y la unidad familiar.

Esta película ganó el Óscar del año 1941 venciendo a la mítica y poderosa Ciudadano Kane. ¿Magia? Tal vez.

El proyecto Bubisher está nominado este año en las categorías de Dignidad, Entusiasmo, Entretenimiento y Resistencia. Que se vaya preparando cualquier Orson Welles que intente osar hacernos súbditos y no ciudadanos.

Javier Bonet

 

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