El cuento de hoy no empieza con “Érase una vez”, porque hoy Saad, con su perfecto español y acento cubano, atrajo a los niños hacia el interior de una historia en la que el verbo vivir fue el protagonista. Porque los niños viven cada cuento en presente, se adentran en él, lo transitan y sienten la historia como si realmente estuviera ocurriendo en ese momento.
Y Saad vive cada día con entusiasmo su trabajo en las escuelas, porque siente el cariño de los niños, la implicación de los docentes, la buena acogida que siempre ha tenido el Bubisher en las escuelas de Auserd.
Todos, aquí y allí vivimos con la esperanza de que Auserd cuente pronto con un bibliobús, porque se necesita y se lo merecen, porque sin él, es imposible que los lectores, muchos por cierto, se desplacen hasta la biblioteca, dada la enorme distancia que hay entre las distintas dairas.
Tú, que vives tan lejos, pero sientes tan cerca al pueblo saharaui, seguro que percibes las miradas alegres de los pequeños diciéndole a Saad :”¿Cuándo vas a volver?” Seguro que te llega la ilusión con la que le esperan.
Vosotros, todos los que seguís día a día la ruta del Bubisher, vivís, quizás sin ser del todo conscientes de ello, el esfuerzo diario de unos saharauis entregados a un trabajo que estimula la creatividad, la imaginación y la incursión en el mundo de la cultura de muchos niños y niñas saharauis.
Y yo, ese yo que llevamos cada uno dentro, tal vez hoy nos diga: Yo vivo, porque siento, me emociono, comparto, colaboro. Porque sé que VIVIR es un verbo que hay que conjugar cada día en presente de indicativo.








