Existen bubisheros y bubisheras que escriben páginas,

apuntes de unas vidas de un valor inestimable, irreemplazables,

porque denuncian la situación de un pueblo ignorado con demasiada frecuencia.

Hombres y mujeres cooperando en los campamentos,

combatiendo por unos dominios, y familias esparcidas como un montón de canicas.

En un inhóspito desierto donde, entre sus maravillas, libros y bibliotecas iluminan las sonrisas de tantos niños.

De unas generaciones que no bajan la mirada, hablan en voz alta y a plena luz del día para comentar algún desaire, algún nuevo halo de esperanza.

Existe un pueblo, el saharaui, que paso a paso va dejando sus huellas con coraje y con empeño, con dedicación contra cualquier tipo de represión. ¡Esto también es cosa nuestra!

Es nuestra también la libertad de decir que los ojos están hechos para ver, la boca para denunciar, los oídos para escuchar no sólo música.

La cabeza gira y ajusta la mira, razona. A veces condena, siempre persiste.

Simplemente piensa, antes de decir y de juzgar, intenta pensar qué puedes aportar.

Quédate solamente un momento, un momento más, con la cabeza entre las manos; piensa.

Existe un pueblo que malvive lejos de su patria, pero consciente de que sus ideas y su lucha son su resistencia. Ideas de igualdad, ideas de educación contra aquel que ejerza opresión, contra los que entierran la conciencia en el cemento.

Aunque pase la canción, nunca nadie podrá detener la convicción de que la justicia no es sólo una ilusión.

Gracias, bubisheros y bubisheras, por vuestra gran labor.

Núria Guixà

(Mis más sinceras disculpas a Fabrizio Moro)