Nervios, ilusión. Ya solo quedan unas cuantas horas de viaje. Han sido varios meses de preparativos desde que tomamos la decisión. Solicitar información, preparar un proyecto, correos van, correos vienen. No saquéis todavía el billete, hay que tener el visado antes. Papeleo. Carta a la Delegación saharaui en Madrid. Por fin podemos sacar los pasajes de avión. Pesa la maleta de lo lindo. Es lo que tiene llevarla llena de libros y de material escolar. Despegamos.
Estamos en Argel. Recogemos las maletas y nos vamos al aeropuerto de salidas nacionales. Mucho ambiente, mucha gente esperando como nosotros. Intercambiamos motivos de viaje y se nos pasa la inquietud que sentimos al pensar en la llegada a Tinduf y en el viaje hasta los campamentos. Nos estarán esperando, nos dicen, no os preocupéis, está todo muy bien organizado. Pasan las horas. Por fin facturamos de nuevo. Ya es noche cerrada y empieza a hacer mella el cansancio, pero cuando el sueño parece querer apoderarse de nosotros, aterrizamos.
Hemos llegado a Tinduf. Revuelo de maletas, lío de gente. “Bubisher, Bubisher” oímos. Y una cara sonriente nos da la bienvenida. Subimos al autobús que nos indica, después de rellenar por enésima vez la cartulina marrón. Despacio, despacio. Paradas. Noche espléndida, miles de estrellas sobre nuestras cabezas.
El sol ya apunta en el inmenso horizonte cuando llegamos al campamento.
Ahora sí, empieza nuestro tiempo. Somos voluntarios del Bubisher y tanto los monitores saharauis como los niños nos reciben con una sonrisa que nos hace pensar, “Acerté. Este es mi proyecto”
Cinco, diez, quince días… El tiempo ha volado. Es hora de partir. La maleta ya no pesa, lo que pesa es regresar. Ha sido una experiencia única, inolvidable. Pensábamos, cuando salimos de Madrid, que llevábamos mucho, pero volvemos con mucho más, especialmente con ganas de que el tiempo pase, para viajar otra vez a esta tierra inhóspita en la que , sin embargo, las personas, el ambiente de trabajo y la alegría de sus niños actúan sobre nosotros como un potente imán.
Así es, con pequeñas variaciones, el primer viaje que todos hemos hecho a los campamentos de refugiados saharauis como voluntarios del Proyecto Bubisher, desde que empezara su andadura en el año 2008. Desde entonces, todos los voluntarios nos hemos hecho cargo de todos nuestros gastos, pasaje de avión, visado, estancia y manutención. Es algo que tenemos muy claro en el Proyecto, todo lo que se recauda por diferentes vías es para mantener vivas las bibliotecas, para seguir avanzando y para crear nuevos puestos de trabajo de monitores saharauis. Nos llena de orgullo que así sea y no concebimos la cooperación de otra manera que no sea esta.








2 respuestas a Madrid / Barcelona -Argel- Tinduf- Bubisher