LAS INVISIBLES, LAS OLVIDADAS

8 de marzo. ¿Día de celebración o día de lucha? El patriarcado nos permite a las que durante 364 días hemos sido invisibles tener uno para hacernos visibles.

Las invisibles, que después de haber sido expulsadas de su tierra levantaron con sus melfas en el desierto, en la hammada, hogares, escuelas, hospitales…. Melfas, las cuales para los y las biempensantes de cultura occidental, son cárceles para esas mujeres, aunque ni siquiera les hayan preguntado a ellas antes sobre el tema.

Olvidadas, las que, en África, en Ámerica o en Ásia están rescatando ecosistemas y comunidades, aun poniendo muchas veces en riesgo su vida.

Las racializadas olvidadas que migraron a ese occidente o norte, que a través de su trabajo están sacando adelante a la familia que han tenido que dejar en otro continente.

Las invisibles, nuestras hermanas gitanas, las cuales, aunque llegaron al norte europeo en el siglo XV, siguen siendo consideradas extranjeras, y que, a pesar de los prejuicios y persecuciones han conseguido que su pueblo y cultura pervivan.

Las menos invisibles en el occidente blanco, que han conseguido por medio de la lucha trabajos y estudios destinados en exclusiva a los varones.

Pero a pesar de lo que nos digan en los medios de comunicación estos días y aunque parezca que estamos ganando en igualdad, estamos jugando con las reglas que marca el patriarcado. Por utilizar un símil, nos están dejando jugar al parchís, han pintado en su tablero una de las casillas de lila y tenemos las fichas, incluso a veces el dado es de ese color, pero siguen siendo sus reglas y su tablero, no el nuestro. Siguen dictándonos cómo vivir, como divertirnos, como vestirnos: con velo o minifalda, con o sin escote, con o sin tacones, que o sin maquillaje; incluso crean leyes que controlan nuestros cuerpos y nuestra propia salud.

No conforme con todo esto, a menudo marcan nuestras vocaciones, estudios y futuro. Hasta hace algunos años, todavía en algunos países árabes es así por ley: las niñas estábamos abocadas al estudio de carreras de Humanidades o estudios encaminados a los cuidados. Desde hace varios años, los gobiernos emplean dinero y esfuerzo en promocionar que las adolescentes opten por el estudio de carreras tecnológicas y de ciencias. Por supuesto que no estoy en contra, pero me pregunto: ¿Por qué no emplean el mismo esfuerzo y recursos para que los varones opten por estudios vinculados con las Humanidades y los cuidados? ¿De verdad queremos una igualdad a imagen y semejanza del modelo que el patriarcado ha creado para los varones? Por poner un ejemplo, se habla de empoderar a niñas y mujeres. Empoderar es un verbo que deriva del verbo poder. Poder es y ha sido sinónimo de narcisismo, violencia, egoísmo, conquista y esclavitud… Evidentemente, nada que ver con los cuidados, la empatía, la solidaridad, la justicia o la comunidad.

Las mujeres, y hombres aliados con nosotras, debemos crear otra sociedad, otro sistema nuevo en el que la comunidad sea el centro; comunidad que cuida de las personas, les ayuda, las escucha, las acepta tal como son; comunidad que se solidariza con otras comunidades, y que no luche por conseguir más territorios, o más recursos naturales. Las mujeres y los hombres debemos crear sociedades nuevas donde el pensamiento crítico y libre sea el pilar de la verdadera igualdad.

Maite Ramos Fernández

 

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