LA MUJER SAHARAUI: DOS TIEMPOS, UN OBJETIVO

 

El contraste formal entre las dos fotografías es llamativo. Frente a una estancia estrecha, oscura, cerrada, de paredes desnudas, la otra, espaciosa, abierta a la luz, con paredes decoradas con dibujos y libros ocupando estanterías. Sobre las mesas de una, escuetos y gastados cuadernillos de lectura y escritura; varios y variados materiales para el aprendizaje sobre las mesas de la otra. En ambas fotografías las protagonistas son mujeres saharauis: las de una, como atadas a las mesas, con la expresión triste, acorde con la tristeza de la estancia, frente a la soltura y alegría de las mujeres de la otra, a las que el espacio luminoso también anima. Unas y otras dispuestas a aprender, a instruirse: las unas a hablar, leer y escribir español, con apenas recursos y un método de enseñanza, tan rígido, como voluntarioso por parte de quien les enseña, una de ellas, que habla español; las otras, con el entusiasmo que proporcionan materiales didácticos modernos y atractivos en manos expertas de dentro y de afuera de su comunidad. Es la diferencia entre enseñar y aprender con la gravedad de la precariedad, administrada por personas voluntariosas y hacerlo, si no en la abundancia, sí en unas condiciones, en las que los medios son suficientes para deambular por los ámbitos de la sensibilidad y la imaginación, que, cerradas las ventanas de la sala, abren las de la creatividad y los sueños posibles. Por eso, las mujeres de una fotografía parecen ancladas en el reino de la necesidad cotidiana, como si sus límites no se dejaran superar, mientras que las de la otra parece que viven la libertad de una fiesta.

Casi veinte años separan ambas fotografías. Se diría que entre una y otra, se hubiera recorrido la senda de una esperanza obligada, que ha ido siendo jalonada de un vitalismo ilusionado. Una fotografía está tomada en la Escuela de Mujeres de una wilaya; en una biblioteca Bubisher, la otra. En una y en otra, mujeres dispuestas a añadir a todas sus obligaciones, un aprendizaje que libere sus espíritus y traspasen los límites de sus cuerpos refugiados. Ese es el objetivo de las mujeres de las dos fotografías, que representan a todas las mujeres saharauis. Y a todo su pueblo.

Fernando Llorente

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *