ESCRITORES

 

La historia empieza cuando aparece la escritura. Todo lo ocurrido antes de que surgiera esta invención se considera prehistoria. La primera forma de escritura apareció en Mesopotamia hacia el 3200 a.C, un sofisticado código de símbolos (conos, discos, esferas, tetraedros, cilindros, ovoides), llamada escritura cuneiforme .  Al mismo tiempo que surgía esta escritura, los egipcios y los mayas desarrollaron la escritura jeroglífica a base de ideogramas. El lenguaje escrito hizo posible que aquellos primitivos asentamientos llegaran a convertirse en auténticas civilizaciones.

La escritura contribuye a desarrollar las facultades cognitivas de los niños y niñas. Durante la infancia se forman miles de millones de conexiones sinápticas ( proceso de conexión entre neuronas para transmitir información) en el cerebro, y la escritura, al igual que el juego y la manipulación de objetos, contribuye a estimular la actividad cerebral y el desarrollo de estas conexiones.

La lengua la solemos dividir en dos partes bien diferenciadas. La oral y la escrita. La oral la vamos adquiriendo de forma natural, mientras que la escrita debemos aprenderla en la escuela, pues implica una técnica. En la escuela nos alfabetizan, pero eso no significa que sepamos escribir. Sabemos escribir cuando somos capaces de transcribir a signos (alfabeto) el pensamiento, fijarlo y comunicarlo.

Los niños y niñas que visitan diariamente las bibliotecas Bubisher son unos verdaderos genios.

Para comunicarse oralmente utilizan su lengua materna el hasanía, un dialecto del idioma árabe hablado en la región desértica del suroeste del Magreb, entre el sur de Marruecos, suroeste de Argelia, Sáhara Occidental y Mauritania. Y en el caso de los saharauis utilizan también léxicos del español , huellas de su pasado colonial. Los idiomas oficiales en la constitución saharaui son: el árabe y español.

En la lengua escrita, son capaces de utilizar los dos alfabetos más extendidos en el mundo. El alfabeto árabe y el latino.

Se dice que el abecedario árabe y el español son primos lejanos. Ambos provienen del alfabeto fenicio, creado por este pueblo en Siria, hace 3.000 años. Su rápida extensión hizo que la mayoría de los alfabetos que se utilizan hoy en el mundo provengan de él.

Una rama del alfabeto fenicio evolucionó hasta formar el alfabeto griego, que después fue la base del alfabeto latino, utilizado hoy en día por casi todos los idiomas europeos. Sin embargo, otra rama del alfabeto fenicio dio lugar al arameo, que derivaría en el alfabeto árabe. Por tanto, ambos abecedarios comparten algunos orígenes y, por tanto, ciertas similitudes, como el hecho de que cada grafismo se corresponda con un sonido.

A todo esto, le tenemos que añadir, que existen diferencias notables a la hora de escribir en árabe o en español.

El árabe se escribe de derecha a izquierda y los números de izquierda a derecha.

Las letras árabes no tienen mayúsculas o minúsculas tal como en el alfabeto latino. Cada letra tiene diferente formas, dependiendo de su posición en la palabra. Las cuatro formas que una letra pueden tener son: aislado, inicial, media y final.

La riqueza lingüística que estos pequeños saharauis adquieren es impresionante. Con las dos lenguas, el árabe y el español pueden comunicarse con la mitad del mundo. Esperemos que la comunidad internacional les deje hacerlo.

Cándida Santiag0

 

 

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