EL MÁS RÁPIDO DEL DESIERTO

Atento, escuchando a mi jefe de equipo como Fernando Alonso con su nuevo Aston Martin, arropado por mis fieles ingenieras que me miran y me miman con cuidado. Serio, con la mirada en los neumáticos, como pensando ¿me aguantarán estos o los tendré que poner de mojado por las últimas lluvias de febrero?

Y entonces… motores a tope, luz verde, vaaaamos, que este Gran Premio del arenoso circuito de Sincasco es mío, tengo el mejor equipo y la pole position, los neumáticos responden a la perfección, la afición está conmigo, no puedo fallar.

Pero… pero… no sé cuántas vueltas tengo que dar; mi padre, digo, mi jefe de equipo, no me ha dicho nada. Bueno, iré hasta donde están las cabras y giraré en la curva de la biblio del Bubi, ese terreno es bueno, lo conozco muy bien y puedo dar gas a tope; luego subiré hasta la güera y en la bajada dejaré atrás a mis rivales; daré tres vueltas, hasta la hora de comer y me sobrará tiempo para entrar en boxes y, de paso, comprar el pan. Fue la última orden de mi ingeniera jefa.

A la tarde sigo.

Javier Bonet

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