EL CEREBRO DE EINSTEIN Y UNA TELE DE CARTÓN

Cuando murió el gran genio (todos morimos, los genios también), un médico extrajo su cerebro para descubrir su secreto. Dicen que lo fue seccionando en finísimas lonchas para examinarlas al microscopio. No, no había nada extraordinario en ellas, ni más neuronas ni puentes de plata. Y sí, cualquier cerebro humano no es más que eso, el cerebro humano, el fruto de millones de años de evolución. El de estas niñas y niños de los campamentos es en esencia el mismo que el de Einstein, y en él cabe la fórmula que libere al ser humano de todas sus esclavitudes. Una de estas niñas, uno de estos niños, será quien se asome un día a las pantallas de verdad para decir, por fin, que cayó el muro, que el Sáhara es libre, que es su tierra y no la ocupada por otro. Todo lo que ya hemos conseguido empezó un día, con algo parecido a una tele de cartón. Para eso existe el Bubisher.

Gonzalo Moure

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