El martes 1 de diciembre, el Bubisher entró en tromba en el área de Didáctica de la Lengua y Literatura del Departamento de Ciencias de la Educación, de la Universidad de Oviedo. Jugábamos en casa, porque la charla estaba coordinada por su profesora, Rosa Piquín, que forma parte activamente del propio Bubisher, pero que quería que sus alumnos entendieran mediante un ejemplo práctico la importancia de las bibliotecas en la sociedad. Y qué mejor que este proyecto, que actúa en un territorio virgen, en el que apenas tres generaciones han incorporado el libro a su cultura, ancestralmente oral. Palma Aparicio, coordinadora de bibliotecas Bubisher, y Gonzalo Moure, uno de los fundadores, respondieron a las preguntas de la profesora y de los alumnos trazando la historia del Bubisher desde 2008 hasta nuestros días, poniendo el acento en su poder transformador de aquella población, tan necesitada de cultura para poder entender su pasado en un contexto global y poder diseñar su propio futuro, un futuro que dependerá en gran medida de su capacidad para crear su propia literatura, arte, cine. Un entramado muy complejo, porque las cuatro bibliotecas del proyecto no se conforman con su existencia, y vienen apoyando la creación de bibliotecas escolares en escuelas y centros de enseñanza media de los campamentos. Subrayaron también, como orientación necesaria para los alumnos de Ciencias de la Educación, que las bibliotecas creadas en el desierto no son meros depósitos de libros, sino centros culturales muy activos, cada vez más abiertos a todas las necesidades culturales de los refugiados saharauis. Para nosotros es un orgullo haber incorporado al acervo de estos alumnos la idea de que una biblioteca no es un lujo, sino una necesidad, además de un derecho. Gracias por sumarnos, Rosa.