EL ÁRBOL DE LA VIDA

 

 

Míralas. Cuatro chicas, lectoras de la biblioteca de Ausserd están leyendo en hojas, pero de las verdes. Están leyendo las hojas de la Moringa, el árbol que está aportando sombra y alimento a los campamentos. Es una pequeña revolución en la hamada, en la que se supone que nada crece, salvo la sombra del olvido. Porque este frondoso árbol que viene de la India, y que ya ha sido rebautizado como “árbol de la vida”, tiene una voluntad de supervivencia que lo puede convertir en símbolo de los saharauis. Y sí, no solo da sombra en las bibliotecas del Bubisher, sino que se extiende poco a poco a otros edificios, y a muchas jaimas, poniendo una nota verde y jugosa en medio de tanta desolación. Cuando plantamos las primeras en el Nido de Dajla, la sorpresa fue su rápido crecimiento, pero aún más que atrajeran mariposas llegadas no se sabe de dónde, para libar en sus flores. Tan bellas que unos niños nos confesaron un día que no solo venían a la biblioteca para leer, sino también “para ver mariposas”. Además, las flores, en infusión, son un excelente antioxidante, diurético y antiinflamatorio. Es precioso ver a esas chicas leyendo en el árbol de la vida, y lo sería aún más que los políticos que tratan de hacer desaparecer al pueblo saharaui, por engorroso, contemplaran estas fotos. Tal vez se acercaran un día a uno de los nidos del Bubisher para acariciar sus hojas y… para ver mariposas.

Gonzalo Moure

 

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