EL ALIMENTO DE LA MEMORIA

Que una madre descubra que la biblioteca es el mejor lugar para leerle a su hijo, o que es el territorio más amoroso para compartir lecturas, es siempre emocionante. A nosotros nos conmueven estas fotos, y más hoy, que llegan como un bálsamo cuando nos ha dejado Paco Bailo, que estuvo ahí como un escalón imprescindible y firme cuando el Bubisher no pasaba de ser un proyecto. Esa es la fuerza que se necesita, la que te impulsa a creer en los sueños. Siempre soñó con ir allí un día. No lo consiguió, pero sin él, sin Carmen y Merche, no habríamos tenido la energía para arrancar, para llegar hasta hoy, no estarían allí esas mesas y esas sillas, y lo consiguió Clara, que trazó líneas sobre el papel y luego sobre la arena para albergarlas. Clara e Irene saben mucho de esos momentos que Paco y Carmen también compartieron con ellas en sus primeros libros, sus primeras lecturas, la dulce cadencia de las palabras. Los compartió también Maya, y estarán en su memoria cuando se extinga este siglo, porque la memoria se alimenta de momentos, pero también de palabras. Miramos estas fotos y le vemos. Y abrazamos.

 

 

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