Si leo soy un león
Si emano soy una mano
Si amo soy un amasijo
Si lucho soy un serrucho…
             Fonemoramas, de Carlos Edmundo de Ory

Nos informan desde los campamentos de que cada vez son más numerosos los ejércitos de leones que, nada fieros, muy concentrados, solos o en manada, jóvenes y viejos, están campando a sus anchas en todas las wilayas, una tras otra.

Miradlos detenidamente en estas imágenes tan alejadas de los típicos reportajes del National Geographic y más parecidas quizás a las de un pueblo culto que quiere ser y estar con los libros por bandera.

Es curioso, las presas que necesitan esos leones y leonas para afianzar su territorio se las proporciona un pajarillo que ha ido haciendo nuevos nidos poco a poco y dejando en ellos suficiente carnaza para que acudan allí ávidos de estudio, de entretenimiento, de curiosidad, de imaginación, de sueños o de recuerdos.

Y es que el bubisher no solo es un pajarillo que trae la buena suerte, es un pájaro que enseña, y los leones y las leonas lo saben muy bien. Y lo aprovechan.

Fijaos en el joven león vestido de negro que, sentado plácidamente, está devorando monstruos. Cuando, ya mayor, sea el jefe de la manada y ya no le queden monstruos que devorar, leerá sereno, de pie, vestido con su darrá, las andanzas de sus antepasados o verá cómo sus hijos e hijas participan de una escuela libre y prometedora de grandes retos.

¡Leones, mientras tanto, a seguir leyendo por la sabana arenosa de los campamentos!

Javier Bonet