La lucha por la libertad se está llevando a cabo en el campo de batalla, en los campamentos, en el Sahara ocupado, en la diáspora. Y son muchas las armas que se necesitan para alcanzar que el deseo de hoy sea la realidad de un mañana próximo y próspero.

Cientos de jóvenes que están en diferentes países, trabajando para mejorar la vida de sus familias, sienten la inmensa pena de no estar al lado de quienes día tras día se alistan al ejército para combatir por su tierra y su libertad. Sin embargo, esta juventud que hoy no puede retornar, está haciendo un enorme trabajo para hacer visible la causa de su pueblo. También ellos necesitan nuestro apoyo y nuestra gratitud.

En los campamentos, bibliotecarios y maestros redoblan sus esfuerzos para seguir formando a las nuevas generaciones.

Sus armas, las palabras. Su objetivo, la cultura.

No olvidan que el futuro de un pueblo, de un país, está íntimamente ligado a la formación de sus ciudadanos. Cuanto más culta es una sociedad, más próspera y libre es su evolución.

Y no podemos olvidar de ninguna manera que cientos de saharauis luchan manifestándose pacíficamente en el Sahara ocupado, que son víctimas de agresiones brutales y que, a pesar de ello, siguen pidiendo la palabra y la paz, es decir, el referéndum y la libertad.

Todas estas fuerzas, unidas a la de quienes creemos firmemente en el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, son los pilares de un futuro de paz y libertad.