BUBISHER, LAS BIBLIOTECAS DE LA JUVENTUD

 

En Educar en la lectura, el maestro y editor, Jesús Figuerola, da unos consejos para entusiasmar a todos los lectores. En especial, a los más jóvenes.

¿Por qué leemos?

Las razones son variadas e infinitas. La más insignificante de todas, al menos para mí, es: quién lee nunca se aburre. Pero las mejores las desgrana Figuerola de manera concisa y certera:

La lectura nos trasmite emociones.

La lectura nos aporta instrumentos para interpretar críticamente el mundo.

La lectura nos ayuda a descubrir maneras de comunicar sentimientos.

La lectura nos muestra la cara más bella de las palabras.

La lectura nos ayuda a encontrarnos en las palabras de los otros.

La lectura nos ayuda a descubrir mundos fantásticos en donde todo es posible.

De seguro, que cada persona que disfruta del placer de leer tiene muchas más. Por estas y por todas las razones habidas y por haber nació el proyecto Bubisher, para brindar a todos los lectores saharauis, y sobre todo, a los más jóvenes, la oportunidad de acceder a la lectura, y por ende a la cultura en general.

Siempre me ha gustado leer. ¿Más de una vez me he preguntado cómo descubrí el placer de la lectura? No lo sé a ciencia cierta. En mi época de estudiante en Cuba, recuerdo que teníamos una biblioteca en la propia ESBEC (Escuela Secundaria Básica en el Campo), en la Isla de la Juventud. Todavía me acuerdo de la primera vez que entré en aquella modesta sala cuadrada con ocho o diez mesas. Si no me falla la memoria tomé de las estanterías un libro al azar, creo que era La Edad de Oro de José Martí. Martí hablaba a los niños de la imaginación o la creatividad. Mencionaba que hacía muchos años, alguien se le ocurrió iniciar una carta con el saludo y que luego mucho imitaron esa idea. Decía que uno debía intentar ser siempre original, aportando ideas propias, aunque sea en algo tan modesto como una carta.

El hábito de la lectura lo adquirí en Cuba. Un país donde la gente lee mucho. Regresé a los campamentos de refugiados con la maleta llena de libros, como muchos otros compatriotas. En aquellos años noventa no había bibliotecas, ni si quiera se soñaba con su existencia.

Hasta el año 2008. Es decir, antes de llegar el primer bibliobús a nuestros campamentos de refugiados.

Como sabéis, las bibliotecas del Bubisher están abiertas a todos los públicos, pero, podríamos decir, que son, por antonomasia, las bibliotecas de la juventud. Y la juventud saharaui ha encontrado en el Bubisher espacios, que antes no existían, para leer, estudiar, debatir y aprender. Lugares para crear y disfrutar.

Ser autodidacta es, estoy convencido, el único tipo de educación que existe dijo Isaac Asimov. Las bibliotecas Bubisher son un lugar para ser todo lo autodidacta que uno quisiera.

Liman Boisha

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *