
Como la protagonista de La ola de Suzy Lee, estas niñas tienen mucho que decir. Decir, por ejemplo, que tienen derecho a volver a su tierra. Volver al mar que nunca han visto y disfrutarlo. Quizás se animen a dibujarlo con más fantasía, si cabe, mientras escuchan el murmullo de las olas, o mientras se bañan o corren por su orilla.
No se ve lo mismo cuando uno ve el mar por primera vez. Ser consciente de ello siendo pequeño es como salir de un planeta y entrar en otro. Y el mar solo tiene un imperativo para las niñas y los niños: ¡juguemos! ¡Y cómo juegan nuestros peques cuando se encuentran con el mar, mientras ven volar las gaviotas! Mientras las olas vienen y se van. Mientras respiran el aire del Atlántico, pueden dibujar, escribir o leer.
Cuando estas niñas sean adultas, ojalá puedan estar sentadas frente a la inmensidad del mar del Sáhara y recordar los años de sus estudios, sus años de lecturas en las bibliotecas del Bubisher y quizás, una de ellas pueda inspirarse y escribir un poema dedicado al océano seco de la Hamada. Mientras ,contemplan el mar con una felicidad que permanece para siempre en el corazón.
Queremos volver al mar, parecen decir estas niñas. Queremos volver a nuestro mar, decimos todos los saharauis.
Limam Boisha.






