
Ante la resolución 2797 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) sobre el Sáhara Occidental, Marruecos redobla sus esfuerzos para presentarla como una victoria sin paliativos. Tanto es así que la máquina de propaganda echa humo ante un supuesto logro diplomático, y la narrativa oficial considera que la propuesta de autonomía es un éxito sin precedentes. Pero veamos más allá del humo de los fuegos artificiales marroquíes.
Empero, reconozcamos que esta ambigua resolución no es la que los y las saharauis deseaban ni necesitaban. Si analizamos con detenimiento la misma, es cierto que el plan de autonomía se cita, como no se había hecho hasta ahora, si bien también es cierto que “citar” no quiere decir que haya sido sea aceptado, tal y como los medios de comunicación del entorno marroquí intentar vender. Por tanto, ese discurso triunfalista de Marruecos es fuego de artificio, dado que la resolución 2797 no reconoce la soberanía del Reino Alauita sobre el Sáhara Occidental; de hecho, tampoco presenta ni defiende que el plan de autonomía sea la única vía a seguir.
Esa alegría teatralizada de Marruecos —con fuegos artificiales y todo, no es una metáfora—, es una representación realizada sobre todo para el público marroquí. El rey Mohamed VI quiere ofrecer a sus súbditos una victoria que distraiga la atención de los graves problemas internos, intentando por un lado desactivar las protestas de los jóvenes marroquís de la generación Z; por otro lado, apaciguar las contradicciones internas protagonizadas por los que defienden que su hijo sea el sucesor y los que apuestan por el hermano del rey como futuro rey. Además, no olvidemos que los vergonzosos y reiterados episodios protagonizados por el propio Mohamed y su propio estado de salud, cada vez más deteriorado, tensionan cada día más la lucha interna por la sucesión del trono alauita.
Para vender esa —supuestamente— victoriosa resolución (CSNU) los servicios marroquíes interceptaron la emisión de la Televisión de la RASD, donde durante unos segundos apareció Mohamed VI. La respuesta saharaui no se hizo esperar y dicha intromisión fue respondida por medio de un ataque cibernético llevado a cabo por hackers saharauis que interrumpieron la emisión del canal 2 de la televisión marroquí precisamente en medio de un programa donde tertulianos marroquíes se congratulaban del éxito diplomático alauita; de repente, la imagen de Brahim Gali, presidente de las RASD y secretario general del Frente Polisario les devolvió a la realidad.
Desde los campamentos de personas saharauis, el presidente de la RASD y secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali, denunció que Marruecos ha construido “un sistema de desinformación y calumnia durante cincuenta años” para manipular a la opinión pública y legitimar la ocupación del Sáhara Occidental.
Ghali recordó que esta estrategia comenzó tras el fallo de la Corte Internacional de Justicia en 1975, que rechazó cualquier reclamación marroquí sobre el territorio y reconoció el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Según el mandatario, Rabat continúa hoy desviando el sentido de las resoluciones de la ONU y las recomendaciones del Consejo de Seguridad, distorsionando el mandato de la MINURSO para presentarlo como apoyo a su ocupación.
El líder saharaui subrayó que estas tácticas demuestran la necesidad urgente de una solución política justa basada en el respeto al derecho internacional y al derecho inalienable del pueblo saharaui.
Una niña que venía los veranos a Ansoain, Navarra, gracias a Vacaciones en Paz, hoy ya toda una mujer, envió un mensaje muy claro a cuento de la resolución 2797: “Las luchas justas no se extinguen por una resolución”. 50 años se cumplen de los Pactos de Madrid realizados a espaldas de los y las saharuis, y ni medio siglo ha logrado que se extinga la lucha del pueblo saharaui, mientras siguen aferrándose a la esperanza y al compromiso con su causa, ejemplo de dignidad y firmeza. Por nuestra parte, en esta nueva fase, renovar, reforzar y redoblar también nuestro compromiso de apoyo al Pueblo Saharaui y su justa causa. Sahara hurra!
Josu Jimenez Maia






