Guapas, simpáticas, alegres y muy trabajadoras. Saharauis cien por cien. Dispuestas a aprender todo lo necesario para apoyar al proyecto Bubisher. Voluntarias sin fisuras que no han tenido ni la más mínima duda en colaborar con Kabara y Brahim, en Smara, para que el proyecto brille casi tanto como sus espléndidas miradas.
Toda presencia de voluntarios es motivo de alegría, pero si, además, estos son saharauis, a la alegría se une el orgullo de saber que los jóvenes saharauis se interesan por la transmisión de la cultura.
No cabe duda, el Bubisher avanza con buen pie, porque está en muy buenas manos.
Fatimetu y Mentu han unido las suyas para demostrar cada mañana que se pueden hacer muchas cosas para animar a los niños a leer, para invitar a otros jóvenes a participar, para no dejarse arrastrar por la apatía o el desencanto.
Y es que hay gente que es bella por fuera y bellísima por dentro. Y ellas dos son un ejemplo de belleza integral y también, un ejemplo a seguir.
Esperamos que su iniciativa sea el punto de partida de un creciente voluntariado de jóvenes saharauis, inquietos, cultos y generosos, capaces de aportar a toda la población de los campamentos ese impulso necesario para entrar en las bibliotecas y zambullirse en el mundo de los libros, sea cual sea la lengua en la que estén escritos.

Mentu, Fatimetu, Dah… Ojalá podamos seguir añadiendo nombres a esta lista tan especial.