VIVAN LAS BIBLIOTECAS VIVAS

Si las bibliotecas afrontan el siglo XXI como meros depósitos de libros, morirán. Solo vivirán si son vivero de pensamiento y de acción. Por eso es tan hermoso ver así las cuatro bibliotecas del Bubisher, tanto cuando son niños los que acuden a ellas para leer sus primeros libros, sí, pero también para formar  grupos de lectura, escritura o teatro, o simplemente para conectar con otros, como cuando son los jóvenes los que las usan para reunirse, para compartir estudios, dar o escuchar charlas, conferencias o cursos. Esa es la vida de las bibliotecas, y si lo es se trata de la obra de ellos mismos, de los jóvenes que las usan, y también de las bibliotecarias que facilitan esos lugares recogidos y alegres al mismo tiempo. Lo que está sucediendo en ellas es, además, el sueño de los saharauis que reclaman levantar su cultura, su propia cultura, sin tutelas. Desde aquí, ese niño que compra y lee uno cualquiera de los libros del Bubisher, les está mandando un mensaje: Leed, pensad, pensáos, escribid. Las bibliotecas son como úteros, pero lo que nazca en ellas es cosa de todos esos jóvenes, activos y… vivos.

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