Foto 1: Una bibliotecaria en una preciosa sala de lectura en Maguncia, Alemania, le está entregando el carnet a una chiquilla y deja en préstamo libros a otros niños.
Foto 2: Muy cerca, en la escuela de primaria Johannes Gutenberg, en un raro día de sol que entra por la ventana, Gunther, un voluntarioso maestro recién licenciado está narrando un cuento a sus alumnos, que le miran absortos.
Foto 3: Y mientras tanto, en el patio, dos niños juegan y sus sonrisas cómplices, más que hablar, son toda una declaración de felicidad. No sé si es en Maguncia o en Dajla. Me da igual.
La fuerza de la imaginación me permite cambiar solamente dos de las imágenes, la tercera ya me gusta un montón y la sonrisa de los dos críos la puedo ver en cualquier lugar del mundo. A las dos primeras les sobra dignidad para no cambiar Dajla por Maguncia, ya se encargarán esos niños y niñas de acercar a la playa su biblioteca y su escuela. Y el que se atreva a cambiar un ápice de la tercera imagen, que sepa que nos va a tener siempre como su mayor enemigo. En Maguncia y, sobre todo, en Dajla.
Javier Bonet