UNA DE LAS CLAVES DE LA LITERATURA

 

“Dios sabe si hay Dulcinea o no en el mundo, o si es fantástica o no es fantástica; y éstas no son de las cosas cuya averiguación se ha de llevar hasta el cabo”

  Miguel de Cervantes (Quijote, II, 32).

 

En esta respuesta que don Quijote da a la Duquesa no está sólo una de las claves de la grandísima novela de Cervantes, sino más aún de toda la literatura, pues nos revela que no importa que lo contado sea real o ficticio, innegable en la auténtica experiencia que tenemos del mundo o engañoso siguiendo el vuelo alado de la imaginación. Los relatos, tanto orales como escritos, están llenos de referencias reales y de invenciones concebidas por la propia capacidad de nuestra mente creativa. Posiblemente, en los primeros relatos de los homínidos alrededor de la lumbre, se mezclaba la experiencia cotidiana con fragmentos inventados para lograr que lo contado fuera más atractivo, misterioso o fascinante. Lo mismo ocurre con las historias que se siguen contando bajo el cielo estrellado del desierto o se leen en el interior de las bibliotecas o las jaimas. Por tanto, lo de menos es -como bien dice don Quijote- que nos detengamos a averiguar la cualidad auténtica o fantástica de lo que contamos, sino que sea la propia verosimilitud de lo narrado dentro de la propia historia, lo que verdaderamente “cuente” en el ánimo atento del escuchante o lector.

Marcelo Matas de Álvaro

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