UN PREMIO DEDICADO A TODO EL PROFESORADO

Nuccio Ordine nació en Diamante, un pequeño pueblo de Calabria, al sur de Italia. Recuerda, y lo comenta a menudo en sus encuentros, que allí pasó sus primeros años, en una villa costera desprovista de librerías, que contaba, aparte de sol y una línea de costa, con otro tesoro impagable para cualquier niño: una buena profesora. Aquella mujer prestaba, según cuenta, las estancias de su casa como aulas de escuela y trataba de inculcar la lectura en los rapaces que recibía como alumnos en cada uno de los cursos. Uno de ellos ahora ha recibido el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades

«No creo que un premio tenga que ver con la persona, sino que está relacionado con las ideas que defiende. Para mí recibir este reconocimiento es un enorme honor, pero en él hay que entender algo que es esencial: sobre todo es un reconocimiento de la lucha por apartar la escuela y la universidad de la deriva mercantilista, porque hoy, estas dos instituciones miran hacia la estrella polar del mercado, y eso no tiene nada que ver con la función que tiene la educación».

«Se hace creer a los jóvenes que estudian para convertirse en profesionales. Es una idea miserable de la educación. La enseñanza es hacer comprender a las personas los grandes valores que rigen la vida, como el amor a la Justicia y la democracia. Son asuntos cruciales, como la lucha contra las desigualdades. Por eso quiero dedicar este premio a los profesores, porque no les quieren conceder en la sociedad la dignidad que se merecen, ni la económica, cuando son ellos los que, cada día, hacen el milagro de que los niños desprovistos de conocimiento obtengan una formación y que luego puedan dar un salto que les permite hacer que nuestra sociedad sea más justa».

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