UN ESPACIO PARA LOS JÓVENES

«Sahara» significa «gran desierto». Allí, en su parte más árida y llana y rocosa, tuvieron que instalarse hace casi cincuenta años los saharauis huidos de la ocupación de su tierra, el Sahara Occidental. En ese horizonte partido en dos por el filo de una recta, allí, donde todo se vuelve amarillo a los ojos, donde el aire es ardiente y es silencio, donde el viento se vuelve arena y el sol rompe la tierra y rompe la frente, y no hay amparo para los ojos; allí, donde solo existe el vacío, tuvieron que aprender a vivir también los jóvenes. Ellos, que necesitan del bullicio de la vida, que van de un acontecimiento a otro y son impacientes y ávidos y curiosos, tuvieron que conformarse con la extensión vacía de aquella tierra.

Y entonces, un día, cuando miraban ese mundo desolado y bello como un planeta extranjero, vieron llegar un pequeño pájaro blanco y negro. Aleteó, silbó tenue una melodía y, como un pequeño milagro, su vuelo abrió una puerta en mitad del vacío. Todos los mundos posibles se extendieron ante ellos. Y ahora en cada una de los campamentos del exilio tienen su espacio los jóvenes: las bibliotecas.
15 años del proyecto Bubisher lo han hecho posible.
Bubisher es el nombre de un pequeño pájaro del desierto que trae buenas noticias. Bubisher es el nombre del proyecto que lleva libros a los campos de refugiados en el desierto del Sahara. Un proyecto posible gracias a personas como tú.

Mónica Rodríguez

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *