Hace dos años cuando visitamos por primera vez la biblioteca de El Aaiun todavía sin terminar de construir, la hierba del futuro jardín ya había empezado a brotar. Para entonces en el resto de bibliotecas las plantas y los árboles se mantenían verdes, y además un pájaro había anidado en la de Dajla. Arena y piedra eran ya pequeños ecosistema en el desierto, hábitats de proyectos y vida. La acción por muy pequeña que sea desencadena grandes resultados.
Ante el ya inminente calentamiento global la inacción de los gobiernos de nuestro fresco norte va a desencadenar grandes catástrofes. El cambio climático golpeará África con más dureza.
De facto, sufre ya un aumento de temperatura mayor que la media mundial, a pesar de que solo aporta un 4% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono procedentes de fuentes energéticas e industriales. Los 50 y 60 grados que en los Campamentos alcanzó la temperatura el verano pasado azotaron la vida de las personas, de los pequeños huertos de subsistencia, del aire que casi no se podía respirar. Más tarde, en otoño, en zonas del norte de África llovió en un solo día lo equivalente a un año. En los Campamentos dejó sin casa a 520 familias. Como colofón colonialista, sobre este inusual fenómeno todavía no se ha hecho el estudio de atribución que hubiera determinado su origen, porque “se trata de una zona no tan estudiada sobre el terreno como otras del planeta, lo que dificulta sacar conclusiones más robustas de primeras” https://climatica.coop/fuertes-lluvias-campamentos-saharauis-refugiados/
Investigar in situ, sobre el impacto producido por nuestras emisiones parece que tampoco es prioridad en África.
Cuando el pasado noviembre visitamos de nuevo la biblioteca de El Aaiun y lo primero que observamos cerca del jardín bamboleándose por encima de las baldosas fue un caballito del diablo, azul y verde, brillante, un cabter como lo llama en hassania un compañero nuestro saharaui, nos quedamos fascinadas por la sorpresa, pero sobre todo por lo que aquello suponía de vida, una vez más. Con sus redondos ojos bola y elegante anillo azul al final de su larga cola, podría tratarse de un Zigóptero Ischura Elegance del orden odonata, conocido aquí popularmente como Cola Azul Ibérico.
Los odonatos, libélulas y caballitos del diablo, son bioindicadores de la salud de los ecosistemas acuáticos y terrestres. Se desarrollan en ambientes saludables y son muy sensibles a la contaminación. Muy dependientes del agua tanto en su fase larvaria como adulta, son considerados especie paraguas porque acogen a un gran número de otras especies. Desempeñan un papel crucial en la cadena alimentaria como depredadores y como presas.
La disminución de poblaciones de odonatos está siendo una de las mayores preocupaciones derivadas del calentamiento del planeta. Así que hablar de un cabter en el jardín de la biblioteca es revelador.
Estos insectos descansan durante el día y se vuelven activos solo durante la noche. Territoriales, los machos vuelan hasta encontrar un lugar al que sólo pueden acceder las hembras, una zona con buena visibilidad, un tallo, una rama. Aquel individuo bicolor había elegido hacer una escapadita desde el mini humedal en el centro de la biblioteca. Plegó hacia atrás sus alas transparentes de venas reticuladas, se posó en el suelo, y en un hola y adiós desapareció. No lo volvimos a ver.
Probablemente a estas alturas del año, hace muy pocos días, coincidiendo con el solsticio de invierno, habría ya completado su ciclo vital después de dejar un legado de huevos en algún lugar idóneo, como podría ser un rincón sombrío del jardín entre el substrato arenoso diariamente regado por los y las trabajadoras de la biblioteca. Nunca se sabe, pero la buena acción desencadena éxitos. Ojalá naciera una nueva especie, el Cabter de Biblioteca adaptado a pequeños hábitats junto a los libros.
En las culturas antiguas la aparición repentina de este volador era símbolo de buen devenir, de transformación y cambio.
Así que ahora, mientras vamos cerrando el año, desde el norte solidario os deseamos a los trabajadores y trabajadoras de las cinco bibliotecas todo lo mejor para el 2025 y que muchos Cabteros sigan haciendo escapaditas a vuestros jardines.
Gracias por vuestra acción de liderar un trabajo tan importante para tantas y tantas personas. Shukran.
Koro Azkona