Ahí le tienes. Entregado a la causa saharaui. En brazos de su madre. Con un poderoso vinculo y un poderoso músculo. Sucedió en la madrileña calle de Atocha el pasado 12 de noviembre, pero sucede todos los días del año en nuestro país mediante personas anónimas que muestran su apoyo y su solidaridad con los saharauis.

Esas personas desmienten sin estridencia alguna a nuestro mendaz ministro de Asuntos Exteriores que argumentó recientemente que ”durante cuarenta años nadie ha hecho nada en la cuestión del Sahara”, como si la calculada e histórica indolencia gubernamental en este tema justificara cualquier desatino.

Y le desmiente también que desde 1980, niños y niñas saharauis de entre 8 y 12 años viajen a España durante el verano en el marco del programa “Vacaciones en Paz”.

Y que en Coslada se celebre entre el 10 de febrero y el 5 de marzo de 2023 el 30 aniversario del hermanamiento de este municipio con Miyek, localidad saharaui situada en los territorios liberados.

Y que en centenares de colegios de España, durante el curso y dentro de sus actividades se hable del Sáhara…

Y que se debata también en Universidades, en Casas de la Cultura, en pequeños ayuntamientos, en ONGs…o como el viernes pasado en el Ciclo de Cine Saharaui de la Filmoteca de Navarra.

Hace ya casi quince años los alumnos del colegio San Narciso, de Marín, Pontevedra propusieron llevar libros hasta los campamentos de refugiados de Tindouf. Tras aquella sugerencia un grupo de voluntarios animosos, con las aportaciones de centenares de colaboradores han hecho posible el proyecto Bubisher: cuatro bibliotecas y en las próximas semanas una quinta, en los cinco campamentos de refugiados saharauis, gestionadas por saharauis para un público saharaui. Niños y mayores. Toda una vida.

Emilio Sánchez