¿TE CUENTO UN SECRETO?

¿Qué me estás contando?, no me lo puedo creer, ¿de verdad? no me lo puedo creer; ¿segura? ¿eso te ha dicho? ¿y tú qué le has contestado? yo me muero de vergüenza si me dice eso.

Esa es la conversación que desde el fondo de la sala se imagina Marga mientras las dos niñas siguen con su interesante confesión ajenas al resto del mundo. Le ha venido a la cabeza el momento en que pilló a Israa, la niña que ha traído este verano, cuchicheando del mismo modo Dios sabe qué secretos con sus nuevas amigas en el parque de Cupido.

Israa, las dos niñas del fondo, y todas las que están esa tarde en el Bubisher, piensa Marga, ¡qué felices son a pesar de todo!, sus caras lo delatan, no sabría distinguirlas de las niñas que ve todas las tardes allá en Reinosa, jugando o corriendo por la piscina, y, no sabe por qué le viene a la cabeza aquella canción de sus paisanos de La fuga: “…disculpas no van a servirte de nada, me quema la sangre, me pueden las ganas, te invito a estrenar la luz que entre mañana por la mañana por la ventana, te invito a que cambiemos de planeta, y a dormir en las aceras, te llevaré donde la luna siempre está llena de cosas buenas”.

Marga daría su sangre, si pudiera, por cambiar el planeta para estas niñas y hacer que entrase por sus ventanas la luz de la justicia y la razón y sería capaz incluso de ir a buscar esa luna llena de cosas buenas y bajársela. Y sí, le arde la sangre cada vez que ve cómo les cierran sus ventanas, y les ocultan su luna aquellos que hablan con palabras falsas y utilizan sus armas de poder para borrar sus sonrisas. Pero no pueden, ni podrán, con la sonrisa de Marga. Es de Reinosa, menudo se las gastan allí.Es muy guapa, ¿verdad?, vaya sonrisa que tiene más bonita. Sí, sí, pero ¿quién es? Se llama Marga, me lo ha dicho Israa, la que va a nuestra escuela, que ha estado en su casa este verano en España. Es muy buena, dice Israa, se lo ha pasado muy bien con ella y su familia, quiere repetir el año próximo. Pero, Malak, ¿por qué estamos hablando tan bajo, si esa señora no entiende hassanía? ¿Estás segura, Fadah? Pues nos mira como si supiese de lo que estamos hablando.

Javier Bonet

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