Son las 9.30 de la mañana. Llueve sin parar fuera. Dentro del colegio también llueve, pero aquí no se necesitan paraguas, porque lo que llueven son un montón de sonrisas de cinco años. Hay una pequeña jaima en una de las esquinas del aula. Este curso sus maestras, magníficas por cierto, han decidido que los niños y niñas se acerquen a la realidad de África. Y hoy viajaremos a los campamentos de refugiados saharauis.

Empezamos descubriendo la dureza de la tierra, la extensión del campamento, la forma de vida de los saharauis. Vemos camellos y cabras, corrales, el mercado, las cubas de agua. Aprendemos palabras nuevas: jaima, beit, melhfa, elzam… Observamos a los niños y niñas jugar y entramos en sus clases. De pronto, aparece el bubisher sobre una jaima. Y ahora ya saben que es el pájaro de las buenas noticias y que una de esas buenas noticias fue, precisamente, la llegada de bibliotecas y bibliobuses llenos de cuentos y de actividades. Teatro, música, juegos, lectura, dibujo…

En un momento determinado, las risas de los niños saharauis se escapan de un video para fundirse con las de los pequeños del Colegio Reconquista de Cangas de Onís. Y juntos, rompiendo distancias, cantamos mano con mano .

Al terminar todos manifiestan que quieren tener un amigo saharaui y para ello, nada mejor que enviarles sus pequeñas obras de arte.

Sin ninguna duda estos niños y niñas están descubriendo un mundo nuevo y aprendiendo lo que significa la palabra solidaridad