El bibliobús de Málaga ya no envidia el color de los otros pájaros. Vuela por Ausserd entre la biblioteca, los colegios  y los centros de secundaria dejando un rastro multicolor por la hamada. Ya no es un pájaro raro, pues en todas las dairas lo conocen.

Cuando Alghailani lo conduce por la mañana, no arranca sólo el motor, también comienzan las sonrisas contagiosas, pues todo el que lo ve pasar sonríe.  Y sonríen los niños al verlo llegar al colegio y también los profesores, ¡incluso los directores!

Al mismo tiempo en la mahtaba (la biblioteca), la sonrisa la lleva puesta Ahmed. Nada más llegar, abre las ventanas y la sonrisa parece que se escapa volando. Pero no se pierde, pronto regresa en la cara de los usuarios que cada vez hacen más suyo el lugar: tenemos un profesor de inglés que elige cuidadosamente los libros, los niños de secundaria quieren ser los primeros en salir al recreo para llegar a la biblioteca y también tenemos un escritor saharaui, Sid,  que rodeado de las sonrisas de unos y otros ha elegido al Nido de Auserd como su lugar de trabajo.

Y la cosa no queda ahí, estas últimas semanas tuvimos a Ragueb registrando los libros que llevará en el Bubisherito. Y entre tejuelo y tejuelo se escapaba su sonrisa cubaraui y se unía a la de los demás, porque como dice él: «prontico ¡Inchalá! comenzará a volar por Bojador”.

Por la tarde la biblioteca sigue recibiendo sonrisas y los socios de los clubs de lectura esperan impacientes a Alghailani para unirse a ellas.

      
Cuando el Nido y el bibliobús cierran sus puertas, todo el que de una manera u otra ha visto al bubisher , se lleva la suerte de una sonrisa puesta y se la contagia al amigo que se cruza, al vendedor del pan, al primo que lo visita, al español que llama… Y así, poco a poco, el Bubisher sigue contagiando sonrisas aquí y allá.

Y sumando sonrisas, Ausserd se convierte poco a poco en una wilaya más feliz.