SOMOS DE COLORES

Pensamos en color.

Soñamos en color.

Vivimos en color.

Todo lo que nos rodea tiene color. Los colores forman parte de nuestra vida, el azul del cielo y del mar, el verde de la hierba o el rojo de las flores. La infancia está llena de colores y a todos los niños y niñas les gusta rodearse de ellos. A través de los colores pueden sentir la calma de una noche en el desierto, la energía de su pueblo, la serenidad de sus abuelos o el misterio ante lo desconocido.

Los niños y niñas saharauis han hecho con los colores su propia bandera, su seña de identidad, y han construido en el Bubisher su oasis perfecto, donde no solo hay color en las páginas de los libros, llenas de dibujos coloridos que atraen la mirada curiosa de quien decide adentrarse en su historia, sino también en la imaginación de cada persona que consigue hacerla poco suya. Hay color en cada dibujo, en cada cartulina, en las pinturas, en las paredes y en cada actividad que hay en las bibliotecas. Hay color en las bibliotecarias y bibliotecarios que con paciencia y cariño guían a sus pequeños lectores. Hay color en la mirada de quien descubre la lectura por primera vez. En los jóvenes que se acercan para formarse. En los mayores que quieren adentrarse y no perder sus raíces. Hay color en cada biblioteca que se llena de niños y niñas dispuestos a comerse el mundo y en cada bibliobús que recorre las wilayas llevando la lectura a todo un pueblo.

En medio del desierto más inhóspito del mundo donde todo se resumen en el color de la arena el pueblo saharaui ha desplegado una inmensa paleta, llenando de color cada rincón, para desde allí no caer en el olvido. Porque si existe alguna definición de color sin duda alguna sería el pueblo saharaui, en su lucha, su cultura, en su vida cotidiana y también en su lectura.

Alba Bolado

 

 

 

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