Smara es un mar de poesí­as

Porque la poesí­a es el arte de desgranar las emociones, la forma de definir los sentimientos que fluyen de los rincones más genuinos del alma humana, porque es palabra que esconde entre sus letras luz y entre sus versos los sonidos del mundo, porque los poetas son estos dí­as juglares voluntarios del Bubisher, Smara es hoy un libro de poemas que hablan del mar, que huelen a sal, que saltan de los libros como olas juguetonas empapando las caras de los niños que juegan en la arena de su playa.
Raúl, Isabel y Miguel solo sienten que el tiempo no se dilate, que los dí­as vuelen a más velocidad que las gaviotas, que cada momento no se multiplique por mil. Los niños aplauden y piden más, más poesí­as, más mar, más tiempo con forma de caracola.
Y para que el sueño se siga haciendo realidad dí­a a dí­a, hoy han llegado al Bubisher varios amigos de Santander vinculados a la asociación Alouda, han hecho entrega de una gran cantidad de libros minuciosamente seleccionados para el proyecto y han compartido su tiempo y sus sonrisas con todos los que estos dí­as hacen que el Bubi siga saltando, riendo, grabando en su memoria la fuerza de todos los que hacen posible que un cuento sea una aventura, un poema un pellizco de emoción y cada palabra una esfera repleta de vida.
Memona maneja con arte el arte del Kamishibai, Daryalha abre en los colegios las puertas que dan paso a mundos escondidos en los libros y Raúl, Isabel y Miguel siembran en el desierto poemas con alma de sirena.
Sin duda, el mar es infinito y empieza en la esperanza.

2 respuestas a Smara es un mar de poesí­as

  1. Sigue siendo un placer recibir noticias del dí­a a dí­a de nuestra familia saharaui y de los voluntarios que ahora están por allí­.
    Gracias por contarlo.
    Enhorabuena a Memona y Dargalha sin ellas …la rueda no girarí­a!
    Un abrazo grande,
    Carmenlourdes

  2. Que bien el texto y que bueno cuando los voluntarios son como Isabel, Raúl y Miguel, que disfrutan y hacen disfrutar… ¡Qué envidia más sana me dan!
    Un beso.
    Inés*

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