SIROCO

Hay que ver lo sensibles que somos los occidentales. Nuestros cielos se nublan y se tiñen de amarillo con el polvo que viene del Sáhara y nos alteramos. En Francia se rasgan las vestiduras porque ese polvo contiene trazas de radioactividad. Sí, porque Francia realizó durante su colonización de Argelia pruebas atómicas en el desierto.

Estos días, como tantos del año, el siroco sacude las jaimas y se cuela por las ranuras del los pobres edificios de los campamentos de refugiados. Y todos los días puebla los oídos de niños y mayores, la boca, los pulmones. Ellos están acostumbrados, y hasta bromean con el puntito de arena que el siroco le pone al cuscús. Y cuando leen cuánto nos afecta a nosotros un poco de lo que a ellos les inunda ni siquiera se enfadan. Sonríen. Qué sensibles. Qué cínicos.

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