SI NO LEES, NO PASA NADA

Suelo recordar que si el Bubisher nació fue porque un niño gallego me preguntó qué leían los niños saharauis en los campamentos, y que aquella pregunta fue una revelación. Nada, le dije, no leen nada, porque allí no hay libros. Lo que siguió es ya parte de la pequeña, pero emocionante, historia del Bubisher. Han pasado veinte años desde aquella pregunta, y si me la volviera a hacer hoy aquel niño un poco mago, le diría otra cosa; le diría: “Leen lo que quieren, porque tienen todos los libros a su alcance.” Los tienen en las cinco bibliotecas de los cinco campamentos, y si viven lejos de ellas, un bibliobús se acerca a su barrio, al menos una vez a la semana. Y como aquí, no todos leen. Pero poder, pueden. Y, además, en cada biblioteca tienen toda la ayuda que necesiten, y tienen árboles a cuya sombra sentarse a leer un cuento. Miles de personas de aquí colaboran para eso, para que puedan leer los de allí, porque tienen el mismo derecho que los niños de aquí, un derecho sagrado. Por eso, a los que allí, como aquí, prefieren no leer, les digo siempre: si no lees, no pasa nada. Y es verdad. Para el que no lee cada día se repite como ayer y como mañana, un día más se convierte así en un día menos. Mira esta foto y párate a pensar un momento. Imagina como bocadillos todo lo que está pasando dentro de esas cabezas inclinadas sobre un libro. Qué barullo, cuántas cosas. Es verdad, no pasa nada si no lees, pero si lees…

SI LEES, PASAN MUCHAS COSAS.

Gonzalo Moure

 

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