SI ME PREGUNTAN POR ELLA…

Si me preguntan por ella, les diré que no sé, no sé por dónde empezar.

Una sola persona no puede describir la historia de un pueblo entero, no soy capaz de hablar del dolor de las mujeres, hombres, ancianos y niños que, al igual que yo, han nacido condenados por la riquezas de sus tierras.

No soy capaz de hablar del dolor de una mujer que debe despedir a sus hijos, marido, padres, hermanos, primos, tíos y sobrinos, con un adiós que quizás sea definitivo. Y aun así, verse obligada a seguir adelante como si nada de esto influyera en su estado de ánimo, porque tiene una familia a su cargo y ella será la responsable de sacarla adelante.

Pero la pregunta aquí es cómo seguir adelante y cómo no estar hundido después de ver cómo tu destino se baraja en despachos de gente que en lo último que piensa es en tu bienestar. Tampoco puedo describir sus miedos, sus temores de que todas aquellas vivencias que tuvieron que pasar sean en vano o se tengan que volver a repetir.

Y después de todo ese esfuerzo que has hecho, te ves ahí de nuevo, en unos campamentos de refugiados, situados en la zona más inhóspita del desierto del Sahara, condenado al olvido y a la indiferencia, en los que la riqueza de tus tierras es más importante que la de tu persona.

Lo que sí puedo contar, y me enorgullece, es que ni tan siquiera el valor de sus tierras, ni la riqueza de sus mares, se pueden comparar con el gran valor que habita en sus corazones.

Yo soy Salma, una joven saharaui, nacida en los campamentos de Tinduf y, para mí, el hecho de haber vivido, crecido y estudiado en los campamentos, supone todo un aprendizaje de vida.

Aunque seamos refugiados, no me gustaría dejar en el olvido el esfuerzo y empeño de las generaciones de de mi pueblo, hizo que esas tierras inhabitadas sean reconocidas hoy en día como los campamentos de refugiados saharauis y que yo las reconozca como mi hogar.

Al final, lo único que diferencia esta historia del resto de historias de refugiados es que esta no se encuentra muy lejos de aquí, solo tenemos que abrir los ojos para ver la historia del pueblo saharaui, mi pueblo.

Salma Mohamed Bab

 

 

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