A partir del 30 de octubre, las fuerzas marroquíes cruzan la frontera e invaden el Sahara Occidental en medio del silencio y la pasividad españolas, que no denuncian estos hechos ni a la opinión pública ni a la ONU.
Muchos saharauis se quedaron y otros pusieron rumbo al desierto perseguidos por la aviación marroquí́ que bombardeó el campamento de Um Draiga con fósforo blanco y napalm, armas prohibidas. Hubo centenares de muertos y las operaciones de la aviación marroquí continuaron hasta finales de marzo de 1976, cuando Argelia abrió sus fronteras. El Frente Polisario y la Media Luna Argelina se emplearon a fondo para trasladar a una población diezmada y traumatizada hacia Tindouf. El resultado final hizo que miles de familias saharauis quedasen separadas de manera traumática.


