Seis años han pasado desde que comenzó aquel gran viaje del Bubisher  por todas las wilayas, seis años de ruedas girando. Rodadas que han ido marcándose desde su donación por el País Vasco, pasando por el Retiro en su presentación y atravesando  cada esquina de la hamada. Quién fuera rueda del Bubisher…Y si alguien conoce el camión, es su fiel amigo de viaje: Larossi. Ha regresado este año más bubishero que nunca y su llegada ha coincidido con el  necesario cambio de las viejas ruedas, un hecho que simboliza el pasado, presente y porvenir de este pájaro.

Mar, así, sin artículo, fue la palabra que marcó la llegada del Bubi a los colegios de Smara. Junto con Darjala y Memona atracamos nuestro barca, que pronto se fue convirtiendo en buque.
De aquel comienzo quedan las anécdotas y vivencias irrepetibles que muchos de nosotros guardamos (con infinito cariño) en la memoria y que se materializan en la exposición que decora la sala de reuniones de nuestro Nido.

Al año siguiente todos miramos el cielo a través de los libros y actividades en colegios, clubs de lectura y primeras noches del Bubisher. Pronto comenzamos a alzar vuelo hacia ese espacio inmenso del que tanto habíamos hablado.
Un adobe tras otro, los muros fueron creciendo y llegó el Nido del Bubisher. Hamida, que negoció el terreno y lideró nuestra presentación oficial en los campamentos, sigue coordinando esta gran orquesta.

Risas es lo que nos asegura el gran Hassana cuando vamos al Bubisher. Aparece y desaparece por puertas ventanas y muros, pero siempre está cuando se le necesita. El mantenimiento del Nido está en sus manos, y lo cuida con cariño de padre. Y es que Hassana lo ha visto nacer: ha colocado adobes, grifos, cristales, ha pintado,  ha alicatado, ha estado atento al agua, al fuego y a cualquier imprevisto que haya podido surgir. Y por eso es parte de él y él es parte de nosotros.

Ahora, otras tres mujeres le aportan delicadeza a nuestro proyecto. Fanna que,  a parte de coordinar nuestro fondo, ha comenzado a dinamizar las mañanas de la biblioteca con grupos de guardería. Kabara es la mejor embajadora de los libros en el Simón Bolivar, los niños la conocen y la quieren, y además se convierte en encantadora de palabras cuando hace la hora del cuento. Fatimetu es la representación de la dulzura con melpha, mima a los libros como a sus niños de los clubs de lectura y llena el camión de colores cada tarde.

Y como en este texto, parrafo a parrafo, Smara se convierte en testigo del vuelo del Bubisher. Y la wilaya espera ansiosa la visita de todos los que aún no la conocéis y el regreso de todos los que hace tiempo que no la visitáis.