Entre las paredes de los centros escolares, donde ya el silencio se hace dueño de las aulas, quedan impresos momentos en los que niños y niñas españoles y saharauis enlazaron sus vidas. Los de aquí supieron mirar hacia los campamentos y poner su granito de arena haciendo mercadillos, carreras solidarias, tómbolas, asistiendo a charlas sobre el Sahara, comprando libros… Los de allí, recibieron su esfuerzo y su empatía con la ilusión y la alegría que siempre les produce ver llegar a su colegio el bibliobús del Bubisher, porque eso significa que los cuentos van a entrar en sus clases y con ellos, un viaje a otros mundos.
Pero esta conexión no habría sido posible si el profesorado de muchísimos colegios e institutos de toda España no hubieran sembrado en sus alumnos y alumnas la semilla de la solidaridad, si no les hubieran explicado que el acceso a la cultura es un derecho universal y que entre todos debemos luchar para que este derecho, del que aquí gozamos plenamente, sea también una realidad para los escolares saharauis.
Y todo esto que hoy ya es pasado, volverá a ser, sin duda, una realidad cuando llegue septiembre y las aulas vuelvan a llenarse con la alegría que siempre emana de los niños, con la solidaridad que les inculcan sus profesores y sus familias.
Nuestro agradecimiento a todos los colegios e institutos y a todas las asociaciones de padres y madres por vuestra aportación al proyecto Bubisher, por sembrar semillas de esperanza. Porque con personas como vosotros, un futuro mejor es posible.