Qué ponemos, qué quitamos…

¿Que cómo nos ha ido? ¿Que qué tal la experiencia? ¿Qué si volvemos renovadas, aprehendidas, más humanas, menos ingenuas, más bellas por dentro, más delgadas por fuera? Mi báscula me dice que mantenemos las formas. Todaví­a valemos unos cuantos camellos. Y por dentro…algo ha cambiado. Eso seguro. Pero están equivocados aquellos que piensan que después de volver una especie de paz interior, de bienestar, de sentirse a gusto con una misma te invade y te da palmaditas en la espalda de tu conciencia.
Nos preguntan, incesantemente, que qué tal por allí­. A Diana le salen historias fluidas con todo detalle y a mí­ palabras inconexas. Bien, uff, intenso, los niños, cuentos, Daryahla, Larossi, camión. Y Calor. Y siroco. Nervios. Ternura. Canciones. Ilusión. Color. Melfas. Té, té, té. Ganas. Polvo. Arena. Ojos oscuros. Ojos tristes oscuros. Y alegres. Anhelos. Aprender. Historias. Páginas. Baches. Bubisher. Jaima. Terguet. Verda. Salam aleicum. Stari. Leila Saida. Zam. Cara azul. Obreros. Adobe. El nido. Clara y Roge. Palabra. Poesí­a. Gonzalo. Mahyuba. Little Bashir. Tuttú. Fatimetu. Mohtar. El Principito. La lluvia. Lila y el secreto de la lluvia. La oruga glotona. Las locas ganas de imaginar. Mohamed. Sbila y Mehdi. Fiebre. Pan redondo. Pies descalzos. Quesitos. Arroz. Pollo. Moscas. Cocina. Pilar. Mercedes ….
Será que todaví­a soy incapaz de elaborar la historia que se merecen. El relato intenso. La crónica certera…Pero lo bueno es que están ahí­. Palabras e imágenes. Recuerdos a prueba del tiempo infinito…
Se podrí­a decir que parte de nuestra ingenuidad se ha quedado en Smara, pero con nosotras ha vuelto otra diferente: la del polvo entre los dientes de los niños saharauis. La de sus ganas de escuchar nuevas historias que no hablen de la guerra, de la sangre, de los hombres que luchan por una tierra arrebatada. Porque a todos se les escapa la emoción de los bolsillos de sus babis cuando miran y escuchan y cuentan y cantan y crean con las manos y el corazón, donde ya está aparcado el Bubisher y las palabras que no puede llevarse el Siroco.
Y ni Diana ni Alba son mejores personas que antes por haber estado 15 dí­as compartiendo ilusión y sudor con los niños de Smara y con los que al Bubisher miman y ponen alas. Y nuestra conciencia no está más tranquila. La vuelta es una inquietud, un desvelo constante, un goteo de dudas y anhelos hacia el pueblo saharaui y su futuro: sus niños y los hijos de los hijos de sus hijos. Aunque también una luz y una esperanza en ellos. Un decir Sí­ a la educación y a la cultura que les hace y les hará mejores personas, amigos, amantes, padres, madres, maestros, doctores, gobernantes…
Pero sin duda hay un sentimiento que predomina entre todo el quilombo de sensaciones. El sentirse inmensamente afortunadas, el querer dar las gracias una y otra vez a quienes anidaron al polluelo que ahora es ave que madura entre los beits y los gaitum del paisaje a veces oní­rico y lunático de Smara. A quienes vigilan su camino y a los pequeños saharauis y saharauias que lo montan y surcan con él mundos antes impensables.
Porque cuando un niño saharaui dice que uno de sus primeros recuerdos es el de una enorme biblioteca en Zaragoza. Cuando una niña saharauia rí­e cuando cuenta que le gustarí­a visitar un planeta lleno de libros. Cuando te enseñan un dibujo de un arco iris que reza ”Mi color preferido es el rojo porque es el color del corazón” es que algo está pasando en Smara. Y seguirá moviéndose y transformándose. Por algo el Bubisher nació de la arena y el viento.
Como dirí­a Larossi: Que ponemos… (a este viaje…? Más dí­as le hubiésemos puesto!!!) Que quitamos…(nada…Es el nuestro. El que ha sido. El que permanece en nosotras. Todo en él ha sido importante por igual)

Alba Tardón.

1.117 respuestas a Qué ponemos, qué quitamos…

  1. Amiga, te animo a escribir para recordar tu viaje, aprovecha ahora, que los sentimientos, los olores, la arena, y la amistad están recientes; abrazos y gracias por compartirlo.

    • Gracias!Bueno, esta es una forma de recordarlo. O, al menos, de que nos queden claros los sentimientos y las sensaciones. Recuerdo perfectamente cada momento…aunque aún estén en forma de palabras sueltas en papel, las historias están perfectamente tejidas en nuestras cabezas. Gracias de nuevo!!!

  2. Exacto, Alba, no somos mejores cuando regresamos, pero si más conscientes de una realidad que nos hace pensar en el cómo y en el qué para seguir intentando construir simbólicas carreteras por las que transiten tanto lo que llevamos como lo que traemos.
    Estupenda crónica para la reflexión.

  3. Gracias Alba y Diana por estas palabras que no hacen sino alimentar las ganitas de emprender el camino hacia Smara, el proximo 17 salgo de Madrid y estaré hasta el 28 compartiendo singladura con Alejandro de Extremadura y Beatriz que es de Barcelona y vive en Manchester, seremos pacientes y a la vuelta compartiremos con todos nuestro «vuelo» por aquello del «cielo»

    Kisses

    Taquete

  4. Hace algún tiempo decidí­ que solo me iva a gustar lo que me emocionara.
    Esta crónica lo ha conseguido, Alba.
    Leyéndote he viajado en el tiempo hacia mis propios recuerdos, hacia aquella tierra.
    Aquellas mañanas que comenzaban con los versos del Corán y apartaba la manta y me poní­a en pié.
    Luego, como tu lo describes, ocurrí­a todo lo demás.
    Sucede que se echa de menos!
    C.L.

  5. Maravillosa crónica, llena de emoción y sentimientos que comparto al cien por cien.

  6. el pasado domingo volvimos de Smara y todaví­a no he sido capaz de olvidar ni una sola mirada, ni una palabra, ni una imagen del desierto; sobre todo la del cielo, ni la cara de los niños escuchando los cuentos, ni la hospitalidad de Daryhala y su familia, la alegria de maimona contandonos las experiencias de la peli, las bromas de larossi, los cuidados de omar y mbarak k mas k nuuestros conductores parecí­an nuestros guardaespaldas, y no puedo dejar de pensar en la familia de Dajla;ahora se que se puede aprender y sentir más en una semana que en muchos años.

    gracias por todo; espero volver a veros pronto.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *