¿QUÉ HACE UNA BIBLIOTECA EN EL DESIERTO?

Hace tiempo, en una de las charlas que impartimos por los colegios e institutos de nuestra comunidad, una chica me preguntó: ¿por qué una biblioteca en los campamentos saharauis, no hay cosas más importantes para ellos?

Nosotros le dimos una respuesta que a mí me pareció convincente, porque lo tengo muy claro, porque lo he visto con mis ojos y porque los ojos de los niños que vi en nuestras bibliotecas me decían que no hacía falta respuesta para esa pregunta.

Pero, la verdad, me quedé con la mosca detrás de la oreja, no sé si estaba yo muy convencido de mi respuesta.

Y esta tarde, visitando el Memorial del Exilio Español en la ciudad francesa de Argelès- sur-Mer, me encontré este panel de fotografías sobre ese triste episodio de la historia de España que es la huida por la frontera de La Jonquera de miles de personas que acabaron allí encerradas entre la playa y la montaña.

Nos cuenta la imagen cómo se organizaron las mujeres españolas forzadas al exilio, y podemos leer que no faltó una biblioteca.

Y me acordé de aquella joven de Santander y de su pregunta: el denominador común es la situación desesperada, sí, pero el,objetivo es el mismo, la lucha por la dignidad.

Estaré en un campo de refugiados, de acuerdo, pero mi cabeza, y la de mis hijos e hijas, puede estar en el lugar al que me lleven esos libros. Me da igual los guardianes que me pongan detrás de la alambrada o del muro, mi cabeza es libre, de viajar y de pensar.

Estoy en un campo de refugiados, me da igual Gaza, Sáhara, Lesbos o Argelès, pero mientras yo pueda volar en una biblioteca, a mi guardíán le van a estar templando las piernas de puro miedo: él sabe que yo, de algún modo, soy libre.

Javier Bonet

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