Venimos de una tierra que no es nuestra,
Acogedora de nuestra desgracia
Cuando aún no habíamos nacido.
Amigos no nos han faltado nunca,
Capaces de traernos la alegría
Invitándonos a un mundo nuevo.
Orgullosos nos sentimos de ser
Niños que hemos nacido en el refugio,
En medio de un desierto pedregoso,
Sofocado por el fuego de un aire
Enamorado del frescor del mar.
No tenemos juguetes, mas jugamos,
Porque, como vosotros, somos niños,
Aunque vengamos como una avan-
Zadilla de una tierra que sí es nuestra.
Fernando Llorente