Poco a poco, adobe a adobe, las bibliotecas del Bubisher se han ido haciendo imprescindibles en los campamentos. Un presentador de un acto público, hace un par de días, presentaba al proyecto como Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas. No es exacto, pero en la práctica es verdad, porque sí, cubre ya a toda la población de los cinco campamentos de refugiados, y a todos los centros escolares. Y aquí, en España, también se va consolidando como un proyecto que va más allá de la solidaridad con la población saharaui, porque va dirigido a ir creando una sociedad más culta y combativa. Y la amplísima red de ciudadanos que sienten en su corazón nuestra deuda con el Sáhara Occidental siente ya al Bubisher como una herramienta de la ciudadanía, de la sociedad civil española, y sin más dueño que el propio pueblo español. Algo que aún se vuelve más hermoso cuando son publicaciones tan serias y prestigiosas como la revista Peonza, la mejor en el panorama de la divulgación de la Literatura Infantil y Juvenil, las que incluso nos preguntan cómo colaborar con el Bubisher. La campaña para amueblar la nueva biblioteca de El Aaiun ya está superada, pero cualquiera que contribuya simbólicamente apadrinando una silla o una mesa, estará apadrinando los múltiples gastos del proyecto: más de 25 sueldos dignos, construcción, reparaciones, combustible…

Así que gracias, Peonza. La vuestra ya gira sin parar en las cinco bibliotecas.