Quienes han estado en Auserd trabajando con Ahmed y Alghailani, saben bien de qué hablamos cuando nos referimos a las operaciones básicas. Y es que ellos dos son grandes maestros en el arte de sumar esfuerzos, restar dificultades, multiplicar éxitos y dividir(se) para que todos los niños estén atendidos,  para que todos los cooperantes se sientan plenamente integrados, para que no falte ningún día una sonrisa, una palabra de aliento o una buena historia que contar.
Da gusto ver su biblioteca siempre llena de vida. Y da mucha alegría comprobar que voluntarios que en principio han llegado para desarrollar otros programas de educación, se acercan al Bubisher y se quedan a colaborar con ellos, a desarrollar actividades atractivas y motivadoras con los niños. A leer, a jugar, a reír, a imaginar con todos los que creemos que hay verbos especiales que invitan a luchar por un mundo mejor, más justo, más equilibrado. Más sano.
Alghailani y Ahmed creen sin fisuras en lo que hacen y saben expresarlo con una amabilidad y un cariño que sobrepasa la línea de los buenos profesionales para adentrarse en el espacio de los grandes educadores.
Los voluntarios que les acompañan estos días son un ejemplo de generosidad y de entusiasmo. Manos que se unen a otras manos, aunando esfuerzos.
Crece el proyecto Bubisher, porque cada vez son más las personas que lo apoyan y lo alientan, que colaboran de forma absolutamente desinteresada y que, al igual que Ahmed y Alghailani, aplican cada día, en las bibliotecas y en las escuelas, las cuatro operaciones básicas   de la aritmética de la vida.