Operación Bocata. IES Pirámide. Huesca.

11 de mayo de 2012. En el primer recreo de la mañana.
La entrada del instituto nos recibe, Marga y yo llegamos para participar en el fin de fiesta de la Operación Bocata.
En las paredes dos exposiciones de fotografí­as de los campamentos. En una el protagonista es el Bubisher, en el CAREI han cambiado los marcos y el camión, las ilustraciones de Clara, los niños y niñas entusiasmados con los primeros libros, lucen mucho mejor.
En la sala, a la derecha, detrás de una gran mesa, chicos y chicas recogen los tikets y reparten bocadillos y bebidas. Menos mal que, incluso en el dí­a B, podemos comprar un boleto y también nosotras nos comemos nuestro bocadillo y entramos en el juego de poder ganar una tableta de chocolate de «comercio justo” recalcan las chicas.
A la izquierda un ordenador, los aparatos de sonido. Y un poquito más a la izquierda más muchachos y muchachas con guitarras, percusiones, micros, y la profesora de música dándoles las órdenes para iniciar la actuación.
Como espectadores, profes, personal del instituto, alumnos y alumnas de diversos cursos… Todo el mundo con sus bocatas.
Charo Ochoa, profe de Filosofí­a, bibliotecaria, presenta el acto. Yo hablo en nombre de las dos, en nombre de todos los amigos del Bubisher. Les damos las gracias con emoción por haber elegido nuestro proyecto para apadrinarlo, y como tienen ya mucha información sobre el Bubi no me extiendo más. El tiempo del recreo es corto.
Intentan contactar con Gonzalo por teléfono y la comunicación no es muy buena. ¡Teconologí­as!
Llega el momento de los músicos y cuando empiezan a cantar la canción de la cantante saharaui a quien vemos en imágenes a través de una pantalla, la emoción sube. Dejamos los bocatas, acompañamos con palmas y nos sentimos capaces de participar con un grano de arena para que no se olvide a los desterrados del Sahara occidental.
Aplausos, sonrisas, diálogos… Y llega el segundo recreo. Vuelta a empezar. Todo es similar. Gonzalo escucha a través del teléfono la canción, pero nosotros no le escuchamos bien a él. Sin embargo todos nos alegramos de lo que está pasando en esos breves minutos del recreo, que forman parte de varios meses de trabajo.
Espero que en los campamentos lleguen a saber que, con la excusa de unos bocadillos, más de 400 personas han colaborado para que mejores sus vidas. Al menos que lo sepan los amigos del Bubisher.
Gracias Marga, Chus y Mariajo porque dedicasteis vuestro tiempo para contar la historia del Bubisher. Gracias a Charo porque nos propuso presentar el proyecto. Gracias a toda la Comunidad del IES Pirámide por su esfuerzo y su solidaridad.
Carmen.