NO HAY LÍMITES

Hay una biblioteca en cada rincón de las wilayas. Son móviles y hermosas, tienen luz a raudales y alfombras de arena y piedra. Siempre están abiertas, aunque a veces el siroco las cierra y hay que irse para casa. Pero la inmensa mayoría de las tardes, allí está la bibliotecaria leyendo un cuento fascinante. Bueno, en algunas ocasiones un pequeño tesoro escondido entre las manos de un niño es más llamativo que una historia de dragones. También esas pequeñas historias que se cruzan en la mitad de una lectura forman parte de la vida de nuestras bibliotecas, donde la magia ilumina el mar de la imaginación, donde los usuarios ríen y crean, derrochan fantasía y hacen posible lo que parece imposible. No hay límites.

 

 

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