MÚSICA, MAESTRO

La música siempre ha acompañado al hombre, es uno de los rituales más antiguos de la especie humana que refleja y expresa nuestras emociones, pasiones y sentimientos. Es el lenguaje que está más allá del lenguaje ya que su poder comunicativo radica en que puede hablarnos de todo sin decir nada, ya que no es preciso que sea portadora de palabras o que éstas sean inteligibles.

No hay vida cotidiana sin música, las diferentes culturas han logrado ordenar el ruido y crear melodías, ritmos y canciones que han desempeñado un papel trascendental en el desarrollo de la humanidad, desde los cantos de los pueblos primitivos hasta los ritmos más urbanos como el rock, el jazz o el blues han tenido una repercusión muy importante en el desarrollo de la sociedad.

Centrándonos en la sociedad saharaui, el haul es la máxima expresión de su música tradicional, tiene elementos en común con las tradiciones musicales del Magreb y el África Occidental.

El Haul se toca con tres instrumentos :

Tidinit: Instrumento de cuerda hecho de madera de acacia y cuatro cuerdas de nylon. Se utiliza como instrumento solista principal.

– Ardin: Un arpa hecha de un cuerpo de resonancia de calabaza y doce cuerdas de nylon. Es un instrumento de acompañamiento, solamente lo toca la mujer.

– Tbal: Un tambor hecho con piel de camello y madera de la acacia.

Desde el punto técnico el Haul está compuesto por ocho modos melódicos y siete ritmos diferentes. . Es un género regido por unas reglas simples y estrictas y sus canciones son interpretadas a una voz, solo o a coro, con temas específicos de amor, guerra o territorio.

Como en tantas facetas de la cultura saharaui, la mujer en la música tiene un papel destacado a través del lenguaje corporal, cantando, bailando y tocando Tbal.

La mujer en la música saharaui es un caso único en el mundo árabe, ya que se les permite tocar el Tbal e instrumentos de cuerda como el Ardin. El Tbal es visto como un instrumento femenino en la sociedad saharaui a diferencia del resto del África sahariana y subsahariana, donde generalmente los instrumentos de percusión, son percibidos como símbolo de masculinidad.

El Tbal lo tocan sentadas en el suelo mientras que en otras tradiciones árabes, las mujeres suelen tocar de pie. Las mujeres saharauis desempeñan un papel creativo fundamental con el Tbal. Aún cuando los ritmos tienen ciertas estructuras fijadas, las mujeres improvisan sobre ellos; también improvisan con sus palmas, duplicando el ritmo y por lo tanto el número de notas.

En la sociedad saharaui, las voces de las mujeres son más requeridas que las de los hombres. Esta situación prevalece en los campamentos de refugiados saharauis en la actualidad.

En cuanto a los artistas más representativos de la temática tradicional nómada están:

Mariem Hassan. Es la voz más representativa de la música del Sáhara Occidental. De alguna forma se la considera su embajadora.

Y junto a ella, otras mujeres de singular valía: Shueta, la más solicitada para cantar en bodas y otras celebraciones tradicionales. Bouba Han, que derrocha simpatía en el cante y en el baile.  Maga, Tarba Bibo y Fatata con un dominio sólido del tebal. Vadiya que con su baile fresco y alegre acompañó a Mariem Hassan en numerosas ocasiones, así como a los grupos El Uali y Leyuad.

Entre los artistas masculinos hay que citar a Baba Salama, director musical y guitarrista, Feku guitarrista también, Jalihenna y Hababa cantantes y Nayim Alal que domina el acordeón, la percusión y sobre todo las guitarras, tanto eléctrica como acústica y el grupo Estrella Polisaria

A pesar del drama que continúa viviendo el pueblo saharaui, sus músicos han estado a la altura de las circunstancias, salvaguardando una parte importante de su cultura y, a la vez, modernizando la música tradicional .

Candi Santiago

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