Toda imagen es un segundo congelado en el tiempo. Creemos saber lo que pasa en ese instante, vemos la luz y las sombras, los rostros y los gestos, los colores que dan vida a la vida de las niñas en un patio de las bibliotecas Bublisher. Asistimos -con la misma clandestinidad con la que ha tomado la imagen el ojo de la cámara- a ese momento en el que parece que una niña lee en voz alta y otras copian sobre una mesa redonda y blanca, aunque quizá no es así, y lo que pasa es que esa niña lee para ella misma y las otras escriben historias que inventan, o cualquier otra cosa que se nos ocurra. Sea como fuere, tanto da. Lo que importa es que están concentradas en hacer algo juntas, compartiendo ese feliz momento en el que leer y escribir forma parte de una actividad única.
Lo que nunca sabremos es lo que ha pasado antes y lo que pasará después de esta foto que nos enseña un momento a la vez cotidiano y mágico. Pero podemos imaginarlo con las mismas palabras con las que esas niñas están aprendiendo a leer y escribir. Podemos contar lo que ocurrió antes como contamos una y otra vez el cuento de nunca acabar. Y debemos contar lo que sucederá después imaginando que la futura vida de estas niñas se va a convertir sin duda en una sucesión de momentos mágicos.
Marcelo Matas de Álvaro