MOHAMED VI, EL SÁTRAPA

Satrapa  —en griego: σατράπης, satrápēs; en persa: xšaθrapā, en castellano, «cuidador del pueblo»—, era la palabra que en la antigua Persia designaba  al gobernador de una provincia. El propio rey nombraba a los sátrapas , los cuales solían ser destacados miembros de familias nobles. Los sátrapas acumulaban un poder inmenso: amén del administrativo y del judicial, les correspondía la recaudación de impuestos así como el mando de las fuezas armadas. Aún hoy en día existe un ejemplar de sátrapa —aunque no único— en pleno siglo XXI: el monarca alauita Mohamed VI.

Es un magnífico ejemplo de sátrapa que ha gobernado y gobierna durante veinte años ya según la definición expuesta anteriormente. Mohamed VI ocupa la punta de la pirámide del majzen o gobierno real que se extiende a los familiares amigos, colaboradores y los pocos privilegiados que le acompañan. La realeza marroquí es realmente una mafia; una mafia real. Así como los antiguos sátrapas hacían de sus vicios y costumbres ley el rey alauita y su entorno se saben inmunes ante todos. Para muestra, el incidente protagonizado con la Guardia Civil por el mismo monarca Mohamed VI en su moto de agua ocurrido en aguas españolas, incidente que fue convenientemente ocultado primero y silenciado después.

Es público y notorio que el déspota pasa largas temporadas fuera de su país haciendo “negocios”  en Francia, aunque sus excesos en la noche parisina, vox populi, han dañado seriamente su imagen, tal como se puede comprobar al visionar las imágenes grabadas hace meses donde un tambaleante monarca intenta en vano ser ocultado del objetivo de la cámara por sus guardaespaldas. La imagen del rey Mohamed VI un monarca ya de por sí oscuro, se ha intentado ocultar aún más, pero que su estado físico ha empeorado es más que evidente a pesar de los esfuerzos realizados por el lobby marroquí para minimizar el deterioro de su estado de salud.

Hace pocas semanas, en la celebración del último Laylat Al Qadr, un Mohamed más frágil y débil que nunca aparece en las imágenes como fuera de lugar, obligado a mantener el tipo mientras su familia se sumerge en los ritos propios del Islam, a consecuancia de lo cual los rumores sobre una posible abdicación del monarca se extendieron como la pólvora.

Cuando denunciamos el bochornoso giro y la nueva traición del PSOE al Pueblo Saharaui, o las recientes declaraciones vergonzantes del ministro de Exteriores español J. L. Albares, no debemos obviar nunca a favor de quien están actuando: a favor de un sátrapa del siglo XXI.

Josu Jimenez Maia

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